| 20 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Bellingham y Vinicius. La final de Londres pasa por ellos
Bellingham y Vinicius. La final de Londres pasa por ellos

El Real Madrid se cita con otra porción de historia en la que no estará Mbappé

Los de Ancelotti se juegan el pase a la final de la Champions ante su eterno coco europeo, el Bayern. En ella no estará el delantero francés: su equipo fue eliminado por el Dortmund

| Mariola López Deportes

Cuando uno tiene tanta experiencia en estas lides que se ha convertido casi en costumbre, la tensión desaparece y se disfruta del momento. La foto que ilustra esta información lo denota. El Real Madrid, flamante campeón de Liga, se juega el pase a la final de la Champions esta noche ante el Bayern Múnich. Y lo hace como sólo un catorce veces campeón de la competición puede hacerlo: sonriendo, de buen rollo, adiós tensiones autoimpuestas. 

No es un partido cualquiera el de esta noche, igual que tampoco lo será la final de Champions. El que gane hoy en el Bernabéu se medirá el 1 de junio al Borussia Dortmund, que ganó 0-1 en el Parque de los Príncipes a un PSG que pegó cuatro pelotazos en la madera, pero que fue incapaz de marcar un gol. Kylian Mbappé, pues, se despide de París sin haber ganado la Copa de Europa y sin dar pistas sobre su futuro. Pero como decía una tuitera generalmente bien informada, la sensación es que Mbappé necesita más al Real Madrid que el Real Madrid a Mbappé.

 

Pero volvamos a La Castellana. Al Clásico europeo por excelencia. El del Loco del Bernabéu, el pisotón de Juanito, el 9-1 en pretemporada, los cuernos de Aughentaler, el corte de mangas de Salihamidzic, las bravuconadas de Effenberg y Kahn, los penaltis de Cristiano, Kaká y Ramos fallados en aquella tanda con Mourinho. Es, sin duda, el mejor partido que se puede ver en Europa. Rivalidad extrema, pero un inmenso respeto entre los dos clubes.

Calcados

Son dos equipos, además, casi calcados en su forma de jugar, añadiendo el romance que mantienen con la Copa de Europa. Dos conjuntos velocísimos en las transiciones, a los que les da igual llevar el peso del partido que no hacerlo porque se pueden poner el disfraz de lobo y de cordero durante diversos tramos del encuentro y asesinarte con cualquiera de los dos.

 

Si el Madrid tiene a Bellingham, Vinicius y Rodrygo con los lanzamientos quirúrgicos de Kroos y el impulso de energía de Valverde y Camavinga en el medio, los de Tuchel disponen de Musiala, Sané y Gnabry, además de Kane, con Kimmich dirigiendo desde el lateral derecho la orquesta bávara y a los fortachones Laimer y Goreztka como la ración extra de vitaminas. Si el Madrid puede tirar de la veterana calidad de Modric para cambiarle el rumbo a un partido, el Bayern tiene a Müller.

Presión adelantada, martillo pilón después de robo en campo rival, movimiento endiablado de balón, individualidades eléctricas... Dos equipos clonados en ataque y en defensa. Cuando les toca ponerse el mono de trabajo y resistir, no tienen problema en hacerlo. Tienen oficio de sobra, aunque la mayor debilidad bávara llega por la lentitud en desplazamiento lateral de sus dos centrales.

En juego está la final de Wembley. Hacer apuestas es lo más arriesgado del mundo. El Madrid puede ser ligeramente favorito por jugar en casa. Pero muy ligeramente. El Bernabéu estará a reventar para presenciar el Clásico de los Clásicos. Un Madrid-Bayern. Disfruten del espectáculo.