La jugadora de la selección reaparece en una entrevista en la que se confiesa y da detalles del difícil proceso por el que todavía sigue pasando tras la polémica que le ha marcado la vida.
El caso Rubiales, cuando parece que la cosa se calma, vuelve a renacer de una forma u otra como un fénix de sus cenizas. Aunque en general el sentimiento parece ser el de más que olvidar el asunto centrarse en el futuro y en los cambios que han conseguido las jugadoras de la selección durante estos meses tan convulsos, siempre acaban apareciendo los protagonistas para avivar las llamas de nuevo.
Si es verdad que es complicado. Por un lado, porque el juicio por el beso del ya expresidente de la RFEF a Jenni Hermoso sigue su curso y las noticias al respecto siguen saliendo a la luz. Por otro lado, a raíz de entrevistas a la protagonista principal de la historia. Una Jenni Hermoso que, por otro lado, tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que siente y cómo ha vivido un capítulo de su vida que, tristemente, no podrá borrar.
La última se la ha concedido a GQ y en ella confiesa que ha llegado a recibir amenazas de muerte. Una línea que se ha cruzado y que no va a olvidar fácilmente.
Para enfrentarse a ello y “no hundirse”, la ex del Barcelona y actual jugadora del Pachuca mejicano asegura que ha sido indispensable la ayuda de profesionales. Por ello ha aprovechado para lanzar un alegato sobre la salud mental y ha afirmado que tener que contarlo tantas veces “le hacía mucho daño”.
Además, se ha mostrado satisfecha de haber ayudado a su manera al movimiento feminista de este país y no parece mostrarse arrepentida o en contra de haberse convertido en un referente del mismo a pesar de que su caso traspasó lo social y lo deportivo y se coló en el ámbito político. También ha defendido a sus compañeras y tanto sus actuales reclamaciones como la histórica que persigue el fútbol femenino desde prácticamente sus inicios de mejorar sus condiciones económicas y profesionales.
Por último, ha lanzado un mensaje directamente a sus compañeros masculinos, a los que ha achacado falta de apoyo. Un apoyo que cree hubiera facilitado mucho las cosas: "Entiendo que cada uno piense como piense pero cuando ves situaciones injustas, tienes que estar de un lado o de otro. No me importa decirlo abiertamente: el apoyo de ellos no sé si hubiera hecho todo más sencillo, pero desde luego nos hubiera ayudado mucho”.