| 03 de Junio de 2024 Director Benjamín López

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La ciudad no es para mí. Huracanes, borrascas y otros fenómenos.

"Esta España convulsa, olvidando su antigüedad histórica aspira a ser moderna en lo superficial".

| JM Felix Edición Valencia

Que no nos falte de ná. Puestos a ser cool y fashion ya tenemos fenómenos (metereológicos, de los otros siempre abundaron) con nombre propio. Éste ha hecho estragos en mi dolorida Andalucía mientras gentes de bien salían a la calle de la mano de Boadella y Valls por paliar los de fraudemont –que no son menores- en mi dolida Cataluña.

Aquél, cosa del cambio climático y abuso de la naturaleza, el otro, individualismo totalitario y secesionista (¿o debo decir secesionisto para emular a los morados?) de tres al cuarto. En cuarto enrejado duerme el candidato.

Mientras tanto esta España convulsa, olvidando su antigüedad histórica aspira a ser moderna en lo superficial. Roto en la práctica el parto –error intencionado exento de ironía- de Toledo: pensionistas y políticos de izquierda en las calles. Rotos los corazones: políticos ridículos en el parlamento. Rotos los científicos: Hawking muerto. Roto el amor: baja la natalidad mientras sube la esperanza de vida. Rota la convivencia: nace la xenofobia institucional (¿?). Rota la moto franquista: viva el twit de Trump o Carmena. Que no nos falte de ná, que no, que no.

Lo cierto es que dentro de cada cuestión anida un problema de costosa solución. Aislada y olvidada la cultura del esfuerzo, denostado el ahorro, arrinconado el comercio de proximidad –les tendetes- por la compra on line y la credit card, primado el paraíso exterior sobre el encanto del terruño, beneficiada la agrupación doméstica sobre la familia, incentivada la enseñanza doctrinal frente al rigor histórico. Almacenada la responsabilidad individual con la coartada de lo colectivo, todo confluye en un inmenso fake.

Y todo relacionado entre sí, con la rotunda lógica dialéctica acuñada por Engels y Marx que la izquierda actual parece ignorar (¿o es que no la estudió?), haciendo de su profunda y compleja estructura un triturado de aspectos raramente independientes. Soberanía, igualdad, productividad, natalidad, edad de jubilación, salarios y pensiones son piezas del mismo entramado.

Los políticos lo saben. O debieran saberlo. Y debieran explicarlo con naturalidad y sin interés partidista.

Del besamanos que no es, al busto regio derrocado –quemado al parecer no fuera delito- la edil de Barcelona se pasea entre okupas e independentistas con la naturalidad de la costumbre mientras sus conmilitones madrileños calientan la calle. Un huracán ignoto y permanente.

Se diga lo que se diga, Valencia sigue siendo la alegría de la huerta y las Fallas apadrinadas por la humanidad en su conjunto han discurrido con éxito para vecinos y viajeros. Per a ofrenar noves glories a Espanya.