| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La obra teatral sobre el 11M reclama más creaciones para no olvidar la tragedia

Tres mujeres son las protagonistas de este proyecto que recurre a una fecha hiriente en la historia de España para pedir que la solidaridad con quienes sufrieron el terror nunca se acabe.

| ESdiario Ocio

Ana el once de marzo es el título de la producción teatral que desde este viernes 11 de marzo y hasta el próximo 10 de abril recordará los atentados del 11-M en Madrid desde la perspectiva de tres mujeres, -madre, esposa y amante-, con un mensaje de "esperanza y aliento" según explicaron su directora y la co-autora del texto: Paloma Pedrero y Pilar Rodríguez

El Teatro Español de Madrid acogerá este montaje que buscar demostrar la "posibilidad de palabra y conciencia" que tienen las personas a pesar de unos hechos tan graves como los que tuvieron lugar el 11 de marzo de 2004. A una de las actrices protagonistas. María José Alfonso, le escandalizó durante la presentación que no hubiera más creaciones que traten este tema: "Es una parte de la Historia que no hay que olvidar. Los seres humanos tenemos la costumbre de solidarizarnos en las grandes tragedias, pero hay que hacerlo día a día", reconoció la actriz.

 

La obra toma como contexto esta tragedia y sube al escenario a tres mujeres unidas por el amor a un mismo hombre cuyo destino "presienten" truncado. Las tres protagonistas se llaman Ana: su esposa, interpretada por Blanca Rivera, su amante, asumida por Marta Larralde y su madre, bajo la experiencia de María José Alfonso. En palabras de la directora, Paloma Pedrero: "estos tres personajes representan a todas las mujeres del mundo". Junto a ellas aparecen otras dos: Ana Peinado, que interpreta a una enfermera, y Laura Toledo, que en Amina simboliza a los musulmanes que sufrieron por culpa de sus "paisanos". 

No obstante, Ana el once de marzo no es una obra política, puesto que no se trata de invitar al espectador a realizar un "mal viaje" sino a contemplar "desde el amor" unos hechos trágicos para aportar un mensaje de "solidaridad". El texto surgió del "estupor" de la autora ante la masacre y se convirtió en una forma de "transformar el dolor en belleza" sin alejarse de la "mirada de las víctimas". 

El texto dramático se representó en ciudades como Londres, Nueva York, Atenas, Estambul o Praga por diferentes compañías y con varios reconocimientos, pero no ha sido hasta ahora cuando ha encontrado un hueco en la temporada teatral de la capital.