Conoce los secretos de la formación del Valle de Iruelas, donde las montañas emergieron de una planicie hace 60 millones de años, creando paisajes graníticos únicos.
Vive una experiencia única explorando la Reserva Natural del Valle de Iruelas, desde las altas cumbres hasta las orillas del embalse de El Burguillo, donde cada rincón cuenta una historia y revela la asombrosa sinfonía de la vida.
Enclavado en la provincia de Ávila, dentro de la comunidad autónoma de Castilla y León, el Valle de Iruelas emerge como un tesoro natural que cautiva los sentidos.
Designado como reserva natural en 1996, este pedazo de paraíso se extiende a lo largo de 8,828 hectáreas en la vertiente norte de la Sierra de Gredos. Su estratégica ubicación y su variada biodiversidad le confieren la distinción de ser Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación (ZEC).
Para desentrañar la majestuosidad del Valle de Iruelas, nos transportamos unos 60 millones de años atrás en el tiempo. En ese entonces, las montañas de Iruelas y del Sistema Central no se alzaban; en su lugar, una vasta llanura dominaba el panorama.
Sin embargo, los movimientos tectónicos globales, resultado de la colisión entre las placas euroasiática y africana, dieron origen a las colosales cadenas montañosas, como los Pirineos al norte y las cordilleras Béticas al sur, en un fenómeno conocido como Orogenia Alpina.
En este proceso, la Península Ibérica sufrió intensas presiones, activando fallas y fracturas, como la destacada falla Herradón-Casillas que sigue el curso de la garganta de Iruelas. Las rocas predominantes en la Reserva Natural son del tipo "granitoide", que incluye monzogranitos, leucogranitos y granodioritas, dando forma a paisajes graníticos con esculturas naturales de gran interés.
El Valle de Iruelas, con su topografía intrincada, ofrece una diversidad de orientaciones y exposiciones, generando microclimas propicios para una variada vegetación.
Desde el pico Cabeza de la Parra hasta el Cerro de la Encinilla, se despliegan paisajes graníticos con esculturas naturales de gran interés. El macroenclave de rocas metamórficas añade aún más riqueza a la topografía de este santuario natural.
La riqueza del Valle de Iruelas se manifiesta en su diversidad botánica, desde las comunidades mediterráneas en Las Cruceras hasta las cumbres cubiertas de piornales y cambrionales.
La sucesión altitudinal brusca da vida a endémicos como el cambrión y especies como el pino cascalbo y el pino de Valsaín, utilizados por los buitres negros para construir sus nidos.
En altitudes más bajas, los imponentes bosques de pino resinero o negral capturan la atención, junto con los bosquecillos de robles, una rareza en el centro de la Península. Descendiendo, la transición a encinas, enebros y la cobertura arbórea de los bosques de galería en las gargantas enriquecen el tapiz vegetal del valle.
Dentro de la Reserva Natural, se encuentra otra maravilla botánica: "El Castañar de El Tiemblo", la manifestación más extensa de castañar en el Sistema Central. Este bosque eurosiberiano se presenta como un espectáculo visual único, contribuyendo aún más a la diversidad del Valle de Iruelas.
El Valle de Iruelas alberga una rica avifauna, encabezada por la mayor colonia de buitre negro de Castilla y León, con aproximadamente 120 parejas. Esta colonia, una de las más importantes de España, comparte su hogar con el águila imperial, una especie en peligro de extinción que anida regularmente en el valle.
Explorar el Valle de Iruelas ofrece la oportunidad de encontrarse con una variedad de especies animales. En ambientes forestales, aves como el picogordo, piquituerto, águila real y muchas otras hacen su aparición.
Mamíferos como el jabalí, zorro, ardilla, garduña, ciervo y corzo añaden dinamismo a este ecosistema único.
En las pistas forestales y carreteras de la Reserva, reptiles como la culebra bastarda, culebra de herradura, culebra viperina y culebra de escalera, junto con lagartos como el ocelado y la lagartija colilarga, encuentran su refugio bajo el cálido sol.
Hay una amplia variedad de rutas, te contamos tres que no entrañan demasiada dificultad.
El Camino de San Gregorio
Cerro de las Víboras
Senda Botánica
En conclusión, El Valle de Iruelas, con su historia geológica fascinante, paisajes esculturales y biodiversidad única, es un tesoro natural en Castilla y León. Cada rincón cuenta una historia, desde las altas cumbres hasta las orillas del embalse de El Burguillo.
Este santuario natural es más que un lugar de conservación; es una invitación a la exploración y el descubrimiento para aquellos que deseen sumergirse en la belleza y la serenidad de la naturaleza.
En cada paso, se revela la asombrosa sinfonía de la vida en este paraíso terrenal, brindando una experiencia única para aquellos que buscan conectarse con la esencia misma de la tierra. Si te ha gustado el artículo compártelo en tus redes sociales y déjanos un comentario con tu opinión.