Difícil caer más bajo: el Gobierno inventa el ‘terrorismo bueno’

Decir que el Gobierno no puede caer más bajo sería faltar a la verdad o, al menos, asumir un alto riesgo de estar engañando a los lectores. La experiencia nos demuestra que se podía caer más bajo que los indultos a los golpistas. Ahora parecen un pecado venial al lado de lo que vino después. Tras aquello llegó el pacto con Carles Puigdemont en Bélgica, la amnistía, el verificador internacional, la entrega de Pamplona a Bildu y ahora el invento de Félix Bolaños: el ‘terrorismo bueno’.

Dice el ministro de Presidencia desde la sala de prensa de la Moncloa, por cierto, que el PSOE ha aceptado una enmienda de Junts a la ley de amnistía para incluir casos de terrorismo con sentencia ya dictada, pero matizando que no incluyen aquellos que supongan “vulneraciones graves de los derechos humanos”. Es decir, que hay casos de terrorismo bueno o terrorismo suave que curiosamente son los que tengan que ver con el procés.

Félix Bolaños no es que no tenga respeto por sí mismo humillándose de esta manera, es que no la tiene por los españoles. No se debe tratar a los ciudadanos como imbéciles, pretendiendo que comulguen con las ruedas de molino que el Gobierno traga para que la legislatura no descarrile y Pedro Sánchez pueda conservar su empleo.

En esta ocasión, Bolaños ha aprendido la lección. Antes de claudicar mal y tarde, como cuando querían aprobar los últimos decretos y acabaron cediendo la inmigración y otras cuestiones de calado en el tiempo de descuento, ha preferido someterse desde el principio a las exigencias de Junts. La táctica ha sido la de pasar por el aro pronto y tratar de convencernos de que el aro es magnífico y maravilloso.

Lo peor de todo es que este no es el final de nada, la última cesión. No, es una más y es probable que no sea la peor. Ceder al chantaje nunca es solución ante un chantajista, porque siempre sube el precio, siempre pide más.