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Esperanza Aguirre.
Esperanza Aguirre.

Así fue el peor susto de la Dama de Hierro española, Esperanza Aguirre

Diez años después de su diagnóstico, ESdiario entra con la expresidenta madrileña a quirófano para diseccionar España. “Que necesita la medicina de Ayuso para combatir la mentira de Sánchez"

| Gisela Sebastián España

 

 

Las 15:30h de un sábado es una hora de recreo, digestión, siesta, copa y/o conversación pero jamás la escogeríamos para cerrar una entrevista, no vayamos a importunar demasiado. Las agendas están apretadas y los días pasan atropellándonos, cada vez cuesta más hacer un hueco, parar, respirar pero hay noticias que te detienen, te frenan en seco, incluso una década después.

Así le pasa a Esperanza Aguirre desde el 21 de febrero de 2011 cuando anunció que su cuerpo había sufrido un golpe de Estado, un in pass, un antes y un después. "Olvidar no olvido, el cáncer es una enfermedad crónica", nos dice la expresidenta del Senado que con su experiencia quiere mandar un mensaje, alto y claro (así es el ADN Aguirre) en el Día Internacional del Cáncer de Mama: "Prevención es salvación, yo tuve suerte, estuve dos años sin hacerme las revisiones, tenía mucho trabajo, lo demoré y pudo costarme la vida así que por muy llena que esté la agenda hay que abrir hueco y acudir al chequeo anual" . 

Ser famoso y decir que tienes cáncer puede ser "un arma de doble filo" 

En el 2009 y el 2010 Esperanza Aguirre no acudió a su cita con el doctor. Era entonces la `presidenta de los madrileños (reelegida en 2007 con el mayor porcentaje de votos en unas elecciones autonómicas en Madrid) y preparaba las siguientes sin imaginar que, apenas unos meses antes de la campaña "un bulto" la frenaría en seco y la dejaría "unos días fuera de la circulación".

Hace diez años pocos personajes públicos pronunciaban el término "cáncer". La pionera, por el modo, la forma y la palabra, fue Rocío Jurado el 17 de septiembre de 2004 en una multitudinaria rueda de prensa en el jardín de su casa de La Moraleja. La última en hacerlo, en decirlo, ha sido Almudena Grandes, que con su escritura dejó a sus lectores de El País a la espera de su recuperación.

 

Según Lucía González-Cortijo, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quironsalud, "que los personajes públicos lo digan sirve, pero es un arma de doble filo porque cuando fallece alguna famosa las pacientes vienen a consulta devastadas" y recuerda el ejemplo de Bimba Bosé, fallecida en enero de 2017 con 42 años. 

"Tenemos que ser conscientes de que en contadas ocasiones las pacientes no sobreviven a un cáncer de mama. Tememos a la muerte porque en nuestro mundo occidental y desarrollado estamos muy protegidos y a nadie le gusta hablar de estos temas, pero también hay que ofrecer un mensaje real", incide la doctora que, además de ser oncóloga, es paciente.

La doctora puso en marcha hace unos años la Fundación La Vida En Rosa-Corre en Rosa y trata de ayudar a mujeres que batallan a la enfermedad.

Esperanza Aguirre destaca el papel de las asociaciones

El papel de las organizaciones, como de la sanidad, es increiblemente útil. Así lo reconoce Esperanza Aguirre que hace casi 40 años, cuando el cáncer le pillaba "de lejos", acompañó a una amiga a una charla de la Asociación Española contra el Cáncer donde retuvo un mensaje que le acompaña desde el día en el que se convirtió en una mujer con cáncer de mama: "Es una enfermedad curable pero, como a veces no hay síntomas, puede detectarse tarde y volverse incurable".

Esas palabras machacaron a la exministra de Cultura en 2011 que, siempre profesional y responsable, se dio cuenta de que había cometido el error de saltarse su cita ginecológica dos años consecutivos. La sanidad pública madrileña y el coctor José María Román del Hospital Clínico San Carlos de Madrid hicieron el resto. "Tuve depresión, pero soy una privilegiada porque no necesité quimio, solo radio y pastillas durante 5 años", añade la exministra cuyos efectos secundarios solo permanecen en su piel y en su flexibilidad. 

A Aguirre le preocupan sus problemas de memoria pero tiene en Ayuso a su mejor medicina 

La salud de la expresidenta de la Comunidad de Madrid es buena actualmente "pese a las secuelas del Covid que me han dejado sin olfato y, lo que más me preocupa, con problemas de memoria". Pero damos fe de que Esperanza Aguirre no pierde sintonía ni olvida lo que ocurre en su querida España y, ni mucho menos, en su amado Madrid. Por eso mismo disecciona con gusto el mundo que le rodea, incide en lo dañino, sutura lo tóxico y receta su último libro (Sin Complejos: solo una derecha unida y orgullosa de su historia puede volver a gobernar España - La Esfera de los Libros S.L.) a aquellos que "se pliegan a los dictados de quien decide que es lo correcto". Y entramos en materia. 


Acotamos porque la historia de Esperanza Aguirre es muy extensa e intensa. Ponemos sobre la camilla la última década y detecta enseguida dónde hay que intervenir, dónde está el foco infeccioso: "En todos los enemigos de España y de lo español que apoyan a Pedro Sánchez".

Pues vamos a operar. "La mejor medicina, sin duda, es Isabel Díaz Ayuso, la mejor medicina para el futuro". Pero ¿qué patología estamos tratando? "La mentira de Sánchez, esa es la peor enfermedad", sentencia la Grande de España que incide en que "lo peor es la entrada de los comunistas en el Gobierno". 

Aguirre está en plena forma en su camino a los 70. Nos quedamos inquietos por su memoria, que dice preocuparla, pero España seguro no puede obviarla ni olvidarla. Su salud, como la del país, puede tener achaques, diagnósticos difíciles o cáncer, del que se sale pero también se muere.