| 21 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Amancio Ortega lo vuelve a hacer a pesar de las críticas

A las virtudes de la generosidad y la discreción, el dueño de Inditex, suma la de la paciencia...¡Y que le dure!

| Ely del Valle Opinión

 

Si algo caracteriza a Amancio Ortega es, por una parte su discreción –no concede entrevistas, no hace declaraciones, no hace alardes ni protagoniza escándalos– y por otra, su generosidad. La combinación de ambas cosas es explosiva para bien. No abundan los millonarios desprendidos y/o discretos. Gracias a su Fundación, el presidente del Gobierno se ha dado el lujo de anunciar, sacando pecho un poco más de lo que es habitual en él, un “Plan de Implantación de la Prontoterapia que nos situará a la cabeza de Europa”; plan que no es suyo porque es el de don Amancio, que es el que va a pagar en su totalidad  diez equipos de tecnología puntera en la lucha contra el cáncer, y cuyas insalaciones financiarán, no el Gobierno, sino  las Comunidades Autónomas que las van a recibir

No es la primera vez que la fundación Inditex hace donaciones “cientomillonarias” a la Sanidad Pública para asombro de muchos, que nos quitamos el sombrero ante quien que tuvo que aguantar la vez anterior que sacó la chequera en beneficio de todos que cuatro desgarramantas de la política le vomitaran encima su exceso de bilis.

Me la trae al pairo si Inditex saca o no beneficio de estas donaciones. Es más: espero que sí. No me quita el sueño saber si paga o no sus impuestos en el tiempo y la forma en que algunos querrían. De momento no ha fijado su residencia en Andorra, no aparece en los papeles de Panamá, no se financia de manera ilegal y ha soltado hasta la fecha y que se sepa, 460 millones de euros en equipamiento médico, que para alguien al que se ha tachado con total impunidad poco menos que de estafador, no está nada mal. Y, sobre todo, sospecho que a los miles de enfermos de cáncer que van a seguir vivos gracias a este regalo y a sus familias, les importa un bledo que, en el colmo del ridículo, haya quien muy ofendido, seguramente porque ni tiene cáncer ni nadie de su entorno necesita de estos tratamientos pioneros, lo denomine limosna. Me apuesto un riñón a que si algún día esos que hoy prefieren quedarse con lo cutre “público” antes de aceptar una donación a lo “público” de un bolsillo privado, llegaran a necesitar de la prontoterapia del señor Ortega, no le harían ascos.

Me la trae al pairo si Inditex saca o no beneficio de estas donaciones. Es más: espero que sí

Por eso me revienta que un puñado de memos que se creen algo por tener un cargo político, un altavoz mediático o una cuenta de Twitter, se permitan el lujo de morder una mano que nos puede salvar la vida y a la que se agarrarían como ventosas llegado el caso.

Por mi parte, le deseo a Amancio Ortega lo mejor y rezo para que el Santo Job le mantenga la paciencia y no llegue un día en que, harto de que se cumpla en su persona aquello que dijo Billy Wilder de que toda buena acción tiene su castigo, nos mande a todos a paseo y se gaste sus millones en hacer con ellos pajaritas de papel, que, por cierto, estaría en su derecho.