Vecinos de Callosa de Segura montan guardia en torno a una cruz polémica
El tripartito ha enviado dos veces una grúa para retirar la cruz pero los vecinos, que han recogido más de 7.000 firmas, se lo han impedido. El conflicto dura ocho meses.
Callosa de Segura es un pequeño pueblo en el corazón de la Vega Baja. Su sierra, taladrada por el túnel del AVE a Murcia, que se inaugurará el próximo año- ha sido testigo de sucesos históricos que han marcado el futuro de generaciones de vecinos, como en tantos municipios de este país. Sin embargo, desde hace ocho meses, el futuro ha vuelto a mirar al pasado por culpa de una cruz erigida en recuerdo a unos ciudadanos que salieron de sus casas un día y ya no volvieron con vida. Eran tiempos convulsos, preludio de espantosa guerra civil que estaba a punto de enfrentar a las dos Españas que cantaba Machado.
Desde la Transición, por la alcaldía de Callosa han pasado regidores de todos los colores: UCD, PCE, PSOE, PP. Y jamás, según comentan miembros de la Plataforma Ciudadana de Defensa de la Cruz, ha habido problemas. Incluso con Fernando Belda, un alcalde del Partido Comunista, hubo respeto entre todos los vecinos. “No acudía a las procesiones y nosotros lo respetábamos, era muy libre de no ser católico, a nadie se le obliga a ser una determinada confesión. Ni él se metía con nosotros ni nosotros con él,”, matizan desde la plataforma.
El tripartito
Pero las cosas han cambiado. Desde que gobierna el tripartito (PSOE, IU y Podemos), con el socialista José Francisco Maciá a la cabeza, el equipo municipal se ha empeñado en quitar de la plaza de la iglesia la dichosa cruz. Su argumento es sólido o no, dependiendo del punto de vista con el que se mire. Si uno se apoya en la Ley de Memoria Histórica, es obvio que el “monumento” debe desaparecer e instalarse en otra zona, el Ayuntamiento pretende enviarlo al cementerio, según fuentes cercanas al Consistorio.
Sin embargo, parece que desde el tripartito no se ha tenido en cuenta la opinión de una legión de creyentes que se han puesto en “pie de guerra” contra la Corporación municipal (más de 7.000 firmas contra la resolución del tripartito).
Los vecinos han impedido en dos ocasiones que una grúa procediera a trasladar el monumento de la plaza de la iglesia
Los vecinos han impedido en dos ocasiones que una grúa procediera a trasladar el monumento de la plaza de la iglesia
De hecho, los vecinos han impedido en dos ocasiones, con su presencia en torno al monumento, que una grúa retirara la polémica cruz, retrotrayendo a Callosa de Segura a los tiempos que también reflejó Berlanga en sus obras cinematográficas. Ahora, en este pueblo de la Vega Baja, tendría argumento más que suficiente para volver a deleitarnos, con el debido respeto que hay que tener por todas las víctimas..
Desde hace ocho meses, mañana, tarde y noche una serie de vecinos se van turnando junto a la iglesia para que la cruz que lleva allí levantada desde 1941 no se la lleve “el diablo”, como asegura algún devoto de este colectivo. Sillas para todos, con el carrito de la compra al lado, para un espectáculo que señala a un municipio y al propio gobierno municipal.
La historia de este monumento, “infame” para “podemitas” y "sagrado" para otros es la siguiente:
Se erigió como ya he dicho en 1941 y fue costeado por una serie de personas que querían rendir homenaje no a los “caídos, si no a los que se llevó la República de sus casas y luego aparecieron muertos”, siempre en versión de la plataforma. Ni la Iglesia ni el Ayuntamiento pusieron un duro, según las mismas fuentes, para hacer este "mausoleo".
José Antonio Primo de Rivera
Entre los desafortunados estaban dos sacerdortes, y la mayoría, por no decir todos, eran católicos y de derechas, como se llevaba en media España; la otra media era todo lo contrario, no había término medio, que se supone es donde está la virtud… Esas dos versiones antagónicas parecen que se siguen necesitando para justificar las tropelías que cometieron ambos bandos, aunque la República era el gobierno legítimo.
Durante ocho meses se congregan frente a la iglesia.
Entre los “ejecutados”, como comentan miembros de estos colectivos, medio centenar de personas lo fueron por acudir a la prisión de Alicante donde estaba encarcelado Jose Antonio Primo de Rivera, ya saben, el fundador de la Falange. Está claro que a Largo Caballero estas adhesiones no le debieron hacer ninguna gracia. Fue unos meses antes de que lo fusilaran, por eso la plataforma justifica que “es un monumento a esas personas, no a caídos en la guerra, puesto que salieron de sus casas no a combatir, sino a dedender al falagista en Alicante”. Cada cual que saque sus conclusiones.
Desde los años 40 la cruz ocupa un lugar destacado en el centro del pueblo, pegadito a la iglesia. En ella se puede leer los nombres de los “ajusticiados”. También tenía un escudo y una placa en honor a José Antonio Primo de Rivera, pero el cura, viendo lo que se venía encima, borró estas inscripciones, según la plataforma.
Ahora sigue el litigio más enconado. Haga frío o calor allí siempre hay vecinos en alerta, mientras el Obispado y el Ayuntamiento no se ponen de acuerdo de quién es el suelo donde se levanta el monolito. Al parecer, no está registrado aunque en el Ayuntamiento lo tiene incluido en su catálogo de bienes.
En fin, como verán el espíritu de la Transición ha muerto y siguen produciéndose rencillas en torno a esa guerra tanta desdichada que asoló el país. El problema es que nadie tiene la razón completamente, aunque algunos se empeñen en que sí. Lo lógico sería llegar a un acuerdo entre ambos “bandos". Pero si hubiera ha habido un consenso y sentido común, hoy en día no hablaríamos de nuevo de la adyecta guerra civil.