La última entrevista a Jesús Quintero, el genio desaparecido entre misterios
El periodista se refugia en su pueblo, San Juan del Puerto (Huelva) y desvela en una entrevista concedida a la que fue su mujer los motivos de su situación económica y personal.
Dicen que cuando uno se hace mayor nace la necesidad de volver a sus orígenes, que uno se siente más seguro en el que fue su hogar. Pues eso le ha debido pasar al periodista Jesús Quintero que ha regresado a su pueblo natal.En la localidad de San Juan del Puerto, en Huelva, se refugia el periodista desde hace cuatro años, bajo un pinar y rodeado de los cultivos de fresa tan afamados en la zona. En su casa convive con sus gatos y su amado perro.
A sus 81 años ha roto su silencio tras mucho tiempo de fuertes críticas sobre su situación económica y personal, tras dejar los platós de televisión hace cinco años y tras la quiebra de su proyecto del Teatro Quintero.
Y lo ha hecho de manera singular, como él siempre ha sido, concediendo una entrevista a la que fue su mujer y madre de una de sus hijas, Joana Bonet, en el ejemplar de agosto de la revista Vanity Fair. Ante ella ha respondido rápido a las críticas recibidas sobre sus deudas, enfermedad y estado de abandono.
¿Tantas cosas se ha dicho? A mí me gusta el misterio
A pesar del velo inicial a su situación económica, sólo hay que esperar alguna pregunta más para que El loco de la colina sea directo sobre el asunto. “El dinero siempre me ha quemado las manos. El gran error de mi vida es que invertí mucho en Radio América, Montpensier y Teatro Quintero, y que después de gastarme trescientos o cuatrocientos millones de antiguas pesetas, ha pasado a otros”.
La entrevista es Quintero en esencia, fular al cuello e intensas palabras que no dejan indiferente a nadie, del mismo modo que ocurría cuando era él quien preguntaba. En ella repasa su larga carrera como comunicador, que arrancó con entrevistas a personalidades como Borges o Antonio Mairena.
A partir de ahí ha recorrido España y el mundo para ponerse en frente de políticos, artistas, vagabundos, prostitutas, presos y locos. “Un loco me dijo: quiero sentarme en esa silla y no salir de aquí hasta que no me entere quién soy. El loco pierde todo menos la razón”.
El andaluz que creó un género
Horas de radio y televisión en los que personajes anónimos y famosos se dejaban embaucar por sus reflexiones, sus pausas y su intensa mirada, para hacer públicas sus historias más íntimas. De modo que en la entrevista revela el motivo del éxito de su trabajo.
“Algunos periodistas se sienten más seguros en la esgrima y otros en la complicidad. Yo he cultivado ambas vías, pero prefiero la segunda. Después de 20 años de psicoanálisis he llegado a la conclusión de que la entrevista es conducir al otro gentilmente a lo que es. El estilo Quintero es una manera de preguntar y de sugerir para que el otro me complete mentalmente. Lo que más temo es a los tontos simpáticos”.
Por ellas ha ganado multitud de premios, pero también ha sufrido capítulos críticos. La depresión se ha instalado en varios momentos de su vida como narra en una anécdota. “Tuve que tomar litio para entrevistar a Alfonso Guerra en la Moncloa, estaba en el suelo, con una gran depresión, y no quería anular la entrevista. Él no lo supo. En la vida hay que ser un gran simulador, los parlamentarios lo son”.
En definitiva Jesús Quintero es uno de esos geniales comunicadores ya sea entrevistando o siendo él el protagonista. Miles de anécdotas marcan su vida y su extenso archivo, que hoy guarda en su espacio cultural de San Juan del Puerto, son testigo de ello.