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El yihadista de Algeciras afirma ser un elegido de Alá: "Sentí la fuerza divina"

Kanjaa actuó tras discutir con un marroquí converso días antes y asegura que el asesinato del sacerdote le abrió las puertas del paraíso: "Quería matarle para acabar con su maldad".

Imágenes del yihadista Yassine Kanjaa el día de su detención y del ataque.

Publicado por
Raúl Puente

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Por si había alguna duda, se confirma que el ataque a varias iglesias en Algeciras el pasado 25 de enero en el que falleció el sacristán Diego Valencia fue por motivos religiosos. El asesinato fue obra del yihadista, Yassine Kanjaa, que tras lo sucedido afirmó haberse sentido un elegido de Alá y que el asesinato del religioso le abrió las puertas del paraíso. El motivo por el que comenzó todo: una discusión con una persona conversa a la que agredió por ello.

Así se desprende de su declaración unos días después y que se ha hecho pública en las últimas horas. En los días previos al ataque, Kanjaa "discutió con un marroquí-español" que frecuentaba una iglesia local "por ser converso y no practicar la auténtica religión: el islam". Tras discutir con ese hombre le agredió "con la intención de matarle".

Hay que recordar que sobre este individuo pesaba una orden de extradición que no se hizo efectiva. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, echó la culpa a Marruecos y a los problemas burocráticos. También hay que destacar que tras ese primer episodio los investigadores de la Comisaría General de Información y la Brigada Local de Información de Algeciras pusieron el punto de mira en Kanjaa, ya que estaba mostrando patrones de conducta alterados, propios de mentalidad de las personas radicalizadas en la religión islámica.

Por ejemplo, los agentes tuvieron acceso en esos días previos al ataque a un audio de WhatsApp en el que Kanjaa se dirige a una de sus tías y le insiste en que debe rezar más de lo habitual. Dieron con varios mensajes sospechosos, como otro audio en el que Kanjaa destaca la importancia de declarar la "unicidad de Dios" antes de morir. Para los agentes, este es "un indicio más" de que el joven "ya tenía en mente la ejecución de una acción violenta en nombre de Alá".

"Sentí una fuerza divina en mi interior"

Dicho y hecho. Después de que le echasen de la Iglesia el presunto yihadista se sentía tan mal hacia la práctica religiosa en esa iglesia que sintió "una revelación divina" que le decía que debía actuar contra los ritos que allí se practicaban. Kanjaa sostuvo que nadie le había adoctrinado y aseguró que "tres o cuatro días" antes del atentado sintió "algo raro" en su interior, afirmando que, tras visualizar los ritos practicados, los cristianos "tenían un pacto con Satanás".

Fue entonces cuando decidió volver con un machete con una única intención: "Tenía que matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia". Tras acudir a la primera iglesia, Kanjaa se encontró con un cura que "tenía un libro abierto mientras daba misa". Allí, y "sin tener ninguna misericordia hacia él porque tenía su corazón odioso le asestó un golpe en el cuello con la intención de quitarle la vida".

El hombre atacado era el cura Antonio Rodríguez Lucena, que tuvo que ser ingresado a consecuencia de las heridas, pero que se recuperó favorablemente de las mismas. Instantes después, Kanjaa acudió a una segunda iglesia y terminó con la vida de Diego, que "intentó defenderse con una silla". Su intención, confesó ante los agentes, "era cortarle el cuello y matarle para acabar con su maldad".

Actuó en solitario y sin ser adoctrinado

La intención de este ataque, en sus propias palabras, era "liberar a los feligreses del mensaje de los sacerdotes". Sin embargo, ese atentado habría sido decidido "sobre la marcha", ya que Kanjaa "no lo tenía planificado con antelación". El yihadista se definió como un "soldado de Dios por la causa del Islam", pero actuando "de manera independiente" y pasando a la acción porque sintió "una fuerza divina" en su interior.

En ese momento los agentes preguntaron al presunto yihadista si creía que estaba justificado impartir ese "castigo". Kanjaa sostuvo entonces que era el momento de actuar ante la supuesta llegada del "fin del mundo". En este contexto, el acusado defendió que con el asesinato del sacristán consiguió abrir las puertas del paraíso para él y para todo aquel que le siguiera.