Descubrimos un misterioso castillo en Sevilla marcado por leyendas de fantasmas
Entre las colinas de una campiña se esconde el Castillo de las Aguzaderas, uno de los monumentos menos conocidos de la provincia, muy bien conservado y con muchos secretos entre sus muros.
La escapada que proponemos está cargada de misterios, porque nos desplazamos hasta una localidad que se encuentra a una hora de Sevilla pero es ajena por completo al turismo de la capital, a pesar de que esconde una fortaleza que goza de la catalogación de Monumento Nacional desde 1927 y su estado de conservación es asombroso. Se trata del Castillo de las Aguzaderas, todo un desconocido hasta para los propios sevillanos, que se encuentra en la localidad de El Coronil.
Esta antigua fortaleza no será fácil divisar como es habitual en este tipo de construcciones, así que atentos porque lejos de franquear o elevarse sobre un cerro, se esconde en la parte más honda de una campiña, formada por colinas de escasa altura, a tres kilómetros del pueblo.
El enclave elegido, poco frecuente para una fortificación, tiene un motivo más que justificado, no es otro que el agua. El Castillo de las Aguzaderas es origen es árabe y fue construido para defender un manantial que proporcionaba un suministro abundante para toda la zona, por lo que mantuvo su función durante mucho tiempo. Años en los que también debió cambiar de nombre, ya que se llama así por las rocas que se encuentran a los pies de la muralla, que eran usadas por los jabalís, numerosos en la zona, para afilar o aguzar sus colmillos.
Las curiosidades sobre su historia
En este entorno solitario, y eminentemente agrícola donde solo existen algunas viviendas cercanas, distinguiremos por la silueta de las almenas y rápidamente comprobaremos el buen estado de conservación del recinto con cuatro torres que se reparten en las esquinas, otras dos redondas a la mitad de las murallas y por su imponente Torre del Homenaje. Una estructura típica medieval en la que el visitante puede acceder a su interior de forma libre y gratuita.
Sin embargo, el castillo vivió etapas oscuras al ser abandonada antes de la conquista cristiana de Sevilla, ya que no fue hasta más de cien años después, en 1383, cuando fue reedificada por Ruy Pérez de Esquivel, uno de los personajes más relevantes de la Andalucía del S.XIV, que entre otros cargos fue tesorero mayor y compró el donadío de El Coronil. A lo largo de los siglos el castillo cambio de propietarios y sufrió diferentes reformas, para caer de nuevo en el abandono en el siglo XIX.
Pero el valor de este castillo no cayó totalmente en el olvido y goza de protección desde 1927, fecha en la que fue declarado Monumento Nacional. Desde entonces ha sido propiedad del Estado, pero ha cambiado recientemente de 'dueño' y desde el pasado mes de junio lo custodia el Ayuntamiento de El Coronil, tras el traspaso realizado por el ministerio de Hacienda.
Leyendas de fantasmas y tesoros
Pero más allá de los datos que cubren el expediente sobre la historia de esta fortaleza, existen otras leyendas que acompañan al Castillo de las Aguzaderas y le dan ese toque de misterio que hará que nos adentremos entre sus muros verdaderamente sugestionados.
Tanto es así que cuando llegues a la puerta encontrarás un cartel de la Junta de Andalucía con la ficha del monumento en el que se habla de fantasmas. Concretamente de uno, aunque no es el único en hacer apariciones en la fortaleza. Y es que, cuenta una arraigada historia, que puede verse por las noches la sombra de un guerrero que hace rondas por el adarve esperando a reencontrarse con su amor perdido.
Y si no es suficiente con el caballero, aparece otro 'espíritu' que se disputa ser el 'fantasma titular'. En este caso es una mujer y tiene nombre y apellido: María Rodríguez, que cuenta con el aval de un antiguo cronista de El Coronil, José Garrido, que, según parece, señaló que ella era la única persona enterrada en el patio de armas de Las Aguzaderas en la época de las fiebres pestilentes de 1800. "¿Qué hace allí?, ¿Ha sido encerrada allí por enferma?. La cosa es que está enterrada en el ruedo del castillo, y que, por lo tanto, si Las Aguzaderas tienen un fantasma, el fantasma es el de una mujer, y casi reciente“, es la pregunta que recoge el escritor José de las Cuevas como testimonio del cronista local.
El Castillo da aún más de sí y los cuentos locales mencionan un tesoro escondido entre sus muros y con 'prueba de fuego' para hacerse con él: el lugar exacto se desvelará únicamente a quién sea capaz de comer una granada sin desperdiciar un solo grano, sentado en lo alto de la torre del homenaje a las doce en punto y en una Noche de San Juan.
En definitiva, una escapada perfecta para descubrir el patrimonio de Andalucía y la campiña sevillana, con el 'aliño' propio de una película de misterio.