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Certificado de muerte para el emblemático ficus de San Jacinto

Este árbol centenario del barrio sevillano de Triana ha ocupado numerosas noticias en los medios de comunicación tras su polémica poda de la que cumplen dos años.

Fachada de la Parroquia de San Jacinto con el ficus desarbolado.María José López

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Pocas veces un árbol se convierte en protagonista de la actualidad informativa, pero el ejemplar centenario de ficus ubicado junto a la parroquia de San Jacinto del barrio de Triana ha conseguido acaparar durante dos años la atención de los vecinos y medios de comunicación, que han visto la 'agónica' muerte del ejemplar.

Ahora un informe del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla certifica el "colapso final" del emblemático árbol tras "el descope total" por "el conato de tala en agosto de 2022"; así como propone "la eliminación del árbol muerto y la plantación de un nuevo ejemplar perteneciente a una especie que pueda compensar los beneficios medioambientales, paisajísticos y ecológicos".

El informe coincide con la reciente efeméride de los dos años de la tala acometida en el árbol ante las quejas de numerosos vecinos que llegaron a formalizar una plataforma para su defensa. La tala fue promovida por el párroco de San Jacinto y autorizada por el Ayuntamiento, entonces gobernado por el PSOE y ahora por el PP. 

Los motivos que esgrimió en su momento el párroco para promover la tala del portentoso árbol fueron motivos de seguridad por sus caídas de ramas sobre la calle y de mantenimiento, extremo este último objeto de un convenio final entre la Orden de los Dominicos, propietaria de la parroquia de San Jacinto, y el propio Consistorio.

La poda de 2022 lo condenó a muerte

A pesar de que la polémica poda llegó a paralizarse y de los intentos por mantenerlo vivo, fue demasiado tarde para este árbol, del que sólo queda un enorme tronco seco. Ahora en el informe del Servicio de Parques y Jardines aborda la situación del ficus y expone que "tras el descope total del ejemplar llevado a cabo en el conato de tala en pleno agosto de 2022, el árbol sufre una serie de circunstancias que han provocado su colapso final"; sobre todo por la "eliminación de toda la masa foliar", la "exposición de toda la corteza de la estructura residual a la insolación estival y altas temperaturas" o la proliferación de "hongos saprofitos que aprovechan la debilidad y precariedad del ejemplar", entre otros aspectos.

Dado el caso, este informe que firma un ingeniero técnico agrícola concluye que "el ejemplar no tiene posibilidad de recuperación", considerando que "la estructura actualmente existente se irá descomponiendo poco a poco a un ritmo no predecible que va a depender de los condicionantes atmosféricos y la actuación de los organismos saprofitos que actúen en sus tejidos".