Este Monasterio talaverano entra en la Lista Roja de Patrimonio
Ninguno de los propietarios actuales posee fondos suficientes para llevar a cabo la rehabilitación integral de los restos, cuanto menos, la recuperación volumétrica total del complejo
El monasterio ha sufrido las agresiones de la invasión francesa, la expulsión de los frailes, las desamortizaciones y los estragos de la Guerra Civil, a las que ha sobrevivido, pero, sin embargo, ha sucumbido al paso del tiempo.
Ninguno de los propietarios actuales posee fondos suficientes para llevar a cabo la rehabilitación integral de los restos, cuanto menos, la recuperación volumétrica total del complejo.
A esto se le suma la falta de un proyecto global que incorpore ambas partes, por lo que los trabajos que se han ido desarrollando a lo largo de estos años se han ido haciendo de manera independiente, sin contar con un plan director que dirija todas las obras en una misma dirección.
El claustro sur es el que en peores condiciones se encuentra, pero también es el que más belleza alberga, ya que sus muros están levantados sobre una serie de arcos de diferentes tipologías y conservando partes decoradas con pinturas murales.
Hace unos años se intentó actuar en el ala este del mismo, para consolidar su estructura y recuperar las pinturas murales, pero la falta de fondos dejó el edificio apuntalado.
El ala oeste, que en principio no poseía problemas estructurales, recientemente ha sufrido un colapso de la cubierta de madera, arrasando con ella el tercer nivel de arquerías.
Debido a la división entre propietarios, el ala este y el oeste se encuentran inconexas.
Una larga historia
El monasterio fue fundado en 1372 por el arzobispo don Pedro Tenorio para albergar en él a los canónigos de la colegial de Santa María la Mayor y apartarles así de su vida disoluta, tal y como recoge el Arcipreste de Hita en su Libro del Buen Amor.
Al negarse estos, se cede el complejo en 1398 a los frailes jerónimos de la Sisla, que con el paso del tiempo lo van mejorando y adquiriendo diferentes propiedades, convirtiendo al monasterio en el más rico de la ciudad. Sus propiedades abarcaban desde molinos en el río Tajo, tenerías y lagares, hasta fincas de cultivo y pasto en las inmediaciones de Talavera.
Los claustros datan de entre los siglos XIV al XVI
Debido a las donaciones y al aumento de vocaciones, se necesita ampliar el monasterio en 1455, pero es en 1536 cuando se levanta la monumental iglesia de Santa Catalina, de estilo renacentista, con toques herrerianos y elementos barrocos y una escalera volada de acceso al coro, única en España.
Los claustros datan de entre los siglos XIV al XVI, mezclando en su construcción elementos mudéjares (tan típicos en la ciudad de Talavera) con partes renacentistas.
El claustro norte ha tenido diferentes usos. Durante años fue sede de escuelas taller y zona de trabajo para diferentes artesanos
Tras la invasión francesa y el abandono de los monjes, actualmente el complejo se encuentra dividido entre dos propietarios:
La Fundación Aguirre, dueña del claustro norte (o bajo), la iglesia de Santa Catalina (recientemente restaurada) y del asilo de San Prudencio, un edificio anexo al complejo de Santa Catalina y que completa el resto de la manzana. El claustro norte ha tenido diferentes usos. Durante años fue sede de escuelas taller y zona de trabajo para diferentes artesanos. Desde hace un tiempo su uso es el hostelero y para eventos.
El Ayuntamiento de Talavera, que posee el claustro sur (o alto) conocido popularmente como la Casa de los Canónigos, a pesar de que estos nunca llegaron a habitarla.