Espionaje en las Cortes de CyL: pillan al PSOE grabando con una cámara prohibida
La cámara estaba colocada sin permiso y de manera estratégica para grabar al vicepresidente Garcia-Gallardo, con el que los socialistas mantienen un desencuentro permanente.
Fue el propio vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, el que avisó a los ujieres de la presencia muy visible de una cámara no permitida apuntando directamente a él durante la sesión de este martes en la Cortes de Castilla y León. La había colocado ahí el Grupo Socialista a sabiendas de que no está permitido, para realizar un marcaje total al vicepresidente con el que mantienen un constante enfrentamiento.
Un ujier desvió entonces la cámara para que apuntara a la pared al tiempo que se requería al Grupo Socialista su retirada. “Preguntamos al responsable de prensa del Grupo Socialista si era suya y lo reconoció”, afirma a ESdiario una fuente de la presidencia de las Cortes que confirma además que está prohibido el uso de cualquier cámara de video o fotografía desde la tribuna.
Tras tres avisos y después de una hora, finalmente un fotógrafo que trabaja para el PSOE en la Cámara autonómica retiró el aparato.
“El PSOE sabe perfectamente que eso estaba prohibido, pero están acostumbrados a hacer lo que les viene en gana”, asegura a ESdiario una fuente de Vox en la Cámara autonómica que añade que han denunciado el hecho ante la presidencia de la Cortes.
En la sesión de este miércoles del Pleno, la procuradora de Vox Susana Suárez ha denunciado desde la tribuna de oradores la grabación irregular que ha calificado como una actuación propia “del Gran Hermano de Orwell”, en referencia al personaje de la novela “1984” que observa y vigila a los ciudadanos en todo momento desde el partido dominante y autoritario.
La cámara de vídeo prohibida estaba colocada para captar de manera permanente la imagen de García Gallardo. Este hecho llega después de la polémica de la pasada semana cuando los socialistas acusaron al vicepresidente de la Junta de haber dirigido un gesto obsceno, simulando una felación, a unas procuradoras socialistas. Gallardo negó las acusaciones en todo momento y la ausencia de un documento gráfico al respecto impidió que se pudiera comprobar quién decía la verdad.