Andrés Iniesta y su mujer Anna Ortiz están esperando su quinto hijo
El futbolista y su mujer esperan la llegada de su quinto hijo, que ya han anunciado veladamente a través de evidente mensajes en sus redes sociales.
Andrés Iniesta y Anna Ortiz están viviendo una de las Navidades más especiales de su vida. Y es que acabamos de enterarnos de que la pareja espera su quinto hijo. Una gran noticia que, al contrario de lo habitual en lo que a embarazos entre nuestros famosos se refiere -que suelen anunciarlo en sus redes sociales a bombo y platillo, compartiendo numerosas fotografías familiares para presumir de su felicidad- no han confirmado ni el futbolista ni su mujer; aunque en ocasiones, como ésta, sobran las palabras.
Y es que la barriguita de Anna en las imágenes con las que Iniesta ha deseado feliz 2023 a sus 40 millones de seguidores en Instagram habla por sí misma y deja entrever que en pocos meses darán la bienvenida al nuevo miembro de la familia, cuyo sexo y fecha de nacimiento se desconoce por el momento.
Japón sigue siendo su hogar
La pareja, que se conoció en 2007 y se casó en 2012, reside desde que dejó el Barça en 2018 en la localidad japonesa de Kobe, donde el centrocampista sigue desplegando su magia con el balón en el Vissel Kobes. A su lado, su mujer y sus pequeños, que se han adaptado a la perfección al país nipón, en el que previsiblemente llegará al mundo el nuevo miembro de la familia, puesto que por el momento Iniesta no piensa en la retirada.
Un bebé muy deseado que se convertirá en el mejor compañero de juegos para sus cuatro hermanos mayores; Valeria, de 11 años, Paolo, de 8, Siena, de 5 y Romeo, de 3. Fieles a su discreción, ni el futbolista ni su mujer se han pronunciado públicamente sobre su nueva paternidad, aunque Andrés nos dejó una pequeña pista en sus redes sociales hace tres semanas, cuando felicitó a Anna en su 36 cumpleaños con unas palabras que ahora cobran un especial significado: "Muy felices 36 a la persona más especial y maravillosa de la tierra! Lo mejor está por llegar! Te quiero infinito!".
Una prudencia que, probablemente, se debe a la dolorosa vivencia que la pareja vivió en 2014, cuando perdieron al que iba a ser su segundo hijo a los ocho meses de embarazo. Una "experiencia traumática" que afortunadamente han superado y de la que la interiorista ha hablado en más de una ocasión, reconociendo que "es algo que siempre está ahí por mucho trabajo que hagas. Ahora no disfruto del embarazo hasta que ha pasado el parto y tengo el bebé en brazos".