Una cena con sorpresa sella la paz en el duelo entre Letizia y Rania

Tres reyes y tres reinas se dieron cita en la noche del jueves para cenar en el Palacio de El Pardo, a las afueras de Madrid. El encuentro no pudo ser más simbólico si se tiene en cuenta que se celebraba a unas horas de cumplirse el cuarenta aniversario de la muerte de Francisco Franco, que durante su gobierno eligió dicho palacio como residencia oficial. Un lugar que hoy en día tiene como misión acoger a los mandatarios extranjeros en visita oficial a España, que en esta ocasión son Abdalá II y Rania de Jordania.

La pareja real jordana llegó el jueves a Madrid por dos vías distintas. Él lo hizo desde Austria, procedente de una gira, y ella desde Jordania. El reencuentro tuvo lugar a pie de pista en el aeropuerto de Barajas, en la capital de España, a donde acudieron, como muestra de amistad, el Rey Felipe y la Reina Letizia, que recibieron a ambos al pie de la escalerilla. Era la primera visita de Reyes recibida por los monarcas españoles desde su coronación.

Llamó la atención la charla distendida de las dos reinas. Si Rania hizo gala de su fama de ser una de las mujeres más elegantes, Doña Letizia no le fue a la zaga con un Felipe Varela de tweed y crepé amapola.

Entre muestras de cariño mutuo, ambas parejas reales partieron para sus obligaciones: el rey Abdalá, para una entrevista con Mariano Rajoy, y la reina Rania, con un nuevo conjunto, para una visita en solitario al Medialab-Prado, el centro de cultura municipal que gestiona el Ayuntamiento de Madrid en el Barrio de las Letras.

Todos volvieron a encontrarse por la noche en El Pardo, a un tiro de piedra de La Zarzuela. Pero a la cena también asistieron el Rey emérito, Don Juan Carlos, y la Reina Sofía. Y es que la vinculación entre ambas casas reales -la jordana y la española- es antigua.