Las enigmáticas reacciones de Alonso y Álvarez siembran la semilla de la duda
Si lo que querían era que se dejara de hablar de su inesperada y drástica ruptura parece que estaban pero que muy equivocados con su plan para pasar desapercibidos. Ni que fueran nuevos.
Fieles a su tirria a la prensa rosa y a hablar de si vida privada (más llamativo en el caso de ella que en el de él, todo sea dicho) ni Fernando Alonso ni Lara Álvarez han confirmado ni desmentido una ruptura sentimental que se da por hecha. Tampoco ayuda mucho a albergar esperanzas que la periodista se haya dejado ver desde entonces sin su anillo de compromiso o que ambos dos hayan borrado todo rastro o huella (que diría Manolo García) de sus fotos romanticonas de sus respectivas cuentas en las redes sociales. Como si las demostraciones públicas de amor tan poco propias de ellos no hubieran existido nunca.
Que si la apretada agenda laboral de ambos, que si Fernando quería que Lara se marcara un Sara Carbonero y le siguiera por los circuitos de F1 del mundo y ella no quiso renunciar a su carrera, que si una tercera persona... las teorías de la ruptura son varias, pero en los mentideros del corazón se da por seguro que romper, han roto.
De ahí que más de uno se haya quedado descolocado en los mentideros del corazón al ver la radiante y espectacular sonrisa que lució tras conocerse la noticia en una divertida comida con una amiga en uno de los locales de moda de la capital. Algo más delgada pero tan estupenda como siempre o más, Lara ha dejado noqueado a más de uno después de tan inesperada ruptura cuando ya todos escuchaban las campanas de la boda entre ambos.
Y por si no hubiera suficiente misterio ahí estaban los enigmáticos mensajes que han subido ambos a la Red como toda reacción a la que se está liando a su alrededor. Si raro fue el de Alonso generando dudas ("podría incluso entender las ganas de generar noticias pero sigue siendo sorprendente que cosas fáciles y públicas no se contrasten") no digamos el de Álvarez (Cuando. Veo. Algo. Escrito. Así. Una. Voz. En. Mi. Cabeza. Habla. Pausadamente).
Reacciones enigmáticas que no han hecho sino alimentar el morbo y la expectación, probablemente el efecto contrario al que ambos buscaban provocar. Sólo el tiempo les dará o les quitará la razón.