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Las exigencias de Cayetano Rivera, el enfado de Parada y un famélico Jaime Ostos

La tradicional corrida de la primavera de Brihuega dejó grandes momentos entre los invitados. ESchismógrafo estuvo allí y se atreve a contar todo lo que ocurrió.

Cayetano Rivera salió triunfal tras cortar dos orejas

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El reloj marcaba las seis en punto cuando el cielo se rompió. Cayetano Rivera, José Mari Manzanares y Sebastian Castella accedían a la plaza de toros de Brihuega entre vítores y truenos. El diluvio aguó una tradicional corrida de primavera que, si bien deslució una jornada repleta de emociones, permitió al pequeño de los Rivera arrancar cerradas ovaciones por su buena faena. Cayetano -que exigió compartir cartel con primeras figuras y cobró cerca de treinta y cinco mil euros- consiguió cortar dos orejas y el reconocimiento de un público que, a pesar de la tromba de agua, permaneció en la plaza hasta que el presidente suspendió. Fue una decisión tardía pero necesaria pues el coso se convirtió en un barrizal tremendamente peligroso. A mi lado, José Espín -crítico taurino de Aplauso- reconoció el triunfo de Cayetano ante la debilidad, acaso cansancio, de un Manzanares que, tras un año luciendo luto, estrenaba vestido dorado y verde.

Agatha Ruiz de la Prada vestirá a Terelu Campos en la próxima Sálvame Fashion Week

Vi a Cari Lapique entregada. También a Nuria González, sin Fefé, que protegida por un enorme paraguas, seducía con su porte y elegancia. Hablé con mi querido José Manuel Parada, triunfal en 13tv y en la cadena COPE donde ejerce de intrépido cineasta con el que reflexioné sobre la situación televisiva actual: "A mí me ponen a Maite de Gran Hermano delante y no sé qué quieren que le pregunte", me dijo. Me rendí ante el esplendor de Petro Valverde que celebra cuarenta años en la costura madrileña con el mismo éxito y reconocimiento. Por cierto, que será uno de los diseñadores fetiche en la segunda edición de la Sálvame Fashion Week que, muy acertadamente, ensalza la moda española. Tengo ganas de ver a Terelu Campos vestida por Agatha Ruiz de la Prada, aunque conociendo a la mujer de Pedro Jota, no le permitirá salir embutida marcando sus excesos. Acaso nadie apercibe a las Campos de que yerran al disfrazarse con tres tallas menos.

Jaime Ostos, famélico, arrambló con los canapés dispuestos en La Capilla de Brihuega

Reí con Mónika Vergara con la que compartí, además, recuerdos sobre su madre, la inolvidable Mayka Vergara, siempre tan generosa con los compañeros. Mónika ha heredado la mirada y la templanza pero mantiene la ingenuidad como referencia. Observé a un Jaime Ostos desmejorado y famélico. Devoró los canapés al grito de "ataca, ataca a esa bandeja" ante el gesto hierático de su mujer, la neumóloga Mariángeles Grajal, responsabilizando a los morlacos de las faenas irregulares de los diestros. Me asustó su piel, quizás excesivamente tirante.

Frivolicé con el genuino Paco Corazón y sus familiares a los que agradecí chimenea y visita turística por las cuevas mozárabes del pueblo. Me transporté a los ochenta al conocer a Paco Clavel, evidentemente triste con la muerte de su querido Vicente. Hacían un gran equipo. Tanto como el que Regina do Santos, incombustible y dicharachera, llevó a cuestas. Parecía sobreprotegida y poco parlanchina en el cóctel de La Capilla en el que también me encontré con Isabel Rábago con la que conversé sobre su participación en Supervivientes. La cántabra me reconoció que seguía manteniendo contacto con Nacho Vidal e Isabelita Pantoja, quizás sus grandes valedores de la edición junto con un Rafi Camino al que he vuelto a perder la pista.