Los celos inconfesables de una diva, que no divina, Ana Boyer
Muy a su pesar la lozanía de Fernando y la hija de Isabel Preysler le robó cierto protagonismo a Sara Verdasco en su boda con Juan Carmona. Eso sí, Anita no se esperaba algo ese día.
Ha sido uno de los eventos más sonados y comentados del fin de semana. Sobre todo para los vecinos de Boadilla del Monte, Madrid, donde se celebró la ceremonia y, cómo no, para los que, desde el cuore, siguen los detalles que se van filtrando sobre este enlace. De hecho, la boda de Juan Carmona y Sara Verdasco sigue dando coletazos; informativamente hablando.
Que si la novia iba guapísima con un vestido de la diseñadora Rosa Clará realizado en Cloqué de seda y con una larga cola de tres metros. Que si los chaqués gris marengo con tela italiana de Juan y Antonio Carmona eran de la sastrería a medida de Cortefiel y con zapatos negros abotinados de Pedro del Hierro. El intenso calor que dejó en jaque a más de un invitado de la boda…
Un sinfín de pormenores que siempre se cuecen en todas las bodas y que hace las delicias de propios y extraños. Muchos de ellos son ya un clásico en este tipo de celebraciones. Como es el cliché de reencontrarse con ex parejas y que, la actual, tenga que poner buena cara.
Ese ha sido, precisamente, el caso de Ana Boyer. Y es que la hija del tristemente fallecido Miguel Boyer tuvo que aceptar, muy a su pesar, que la actriz Dafne Fernández asistiese a la boda de la que podría convertirse en un futuro no muy lejano en su cuñada.
Más allá de la pelusilla celosona, la educación es lo primero y, a pesar de que se mordía las uñas
Recordemos que Dafne, guapa y provocativa a rabiar, fue pareja de Fernando durante algo más de cinco años. Y, aunque ha llovido mucho desde entonces, no es algo que le haya gustado a la pequeña de los Boyer.
De hecho, Fernández acudía invitada a la boda por la íntima amistad que se gestó con Sara durante los años en los que Dafne fue novia de Verdasco. Pero, eso sí, Ana representó un papel más estelar ya que asistía como testigo de Sara.
Más allá de la pelusilla celosona, la educación es lo primero y, a pesar de que se mordía las uñas por tener tan cerca a una de esa jóvenes que elevaron a Verdasco a mito de galán conquistador, Ana y Fernando no dudaron en saludar a Dafne y a su actual pareja, Mario Chavarría.
Robar protagonismo
Son muchos los que están criticando a Ana y Fernando por no facilitar la labor de los fotógrafos en la cobertura que intentaron dar de la boda de Juan y Sara. Fueron de los pocos famosos que no quisieron posar delante de ellos para que, como parte de su trabajo, para tomar cómodamente unas fotos.
Tanto Verdasco como Boyer entraron y salieron de la Iglesia como una exhalación. Ni gesto, ni usaludo. Algunos les defienden por intentar, así, no robar el protagonismo a los novios. Algo que fue inevitable.
Pero otros muchos les critican por dar la imagen de soberbios y altivos. Como dicen, cuando se les paga por posar, bien que no se hacen los remolones.