Mila Ximénez canta las cuarenta a Carmen Borrego en esta carta abierta

La guerra entre Mila Ximénez y Carmen Borrego atraviesa su momento más álgido. No se puede negar que la colaboradora, siempre sincera y directa, ha decidido destapar lo que, para ella, significa una gran mentira. Que la hija de María Teresa Campos ríe en público sobre la relación que su madre mantiene con Bigote Arrocet, pero maldice en privado cuando cree que nadie la escucha. Es su doble juego el que, precisamente, ha provocado una auténtica revolución en la familia de Sálvame. Parece una batalla campal en el que todos pueden salir afectados. Terelu se desmoronó en directo (con fuerte crisis de ansiedad incluida) y Belén Rodríguez parece nominada y casi expulsada.

Pero la que más va a sufrir las consecuencias de este desvarío linguístico es Carmen Campos. Mila no ha querido dejar pasar la ocasión de escribirle una carta que la revista Lecturas publica en su edición de esta semana. Una misiva cargada de sinceridad en la que se entiende que lo suyo fue una amistad de verano. Una relación tocada de muerte que, a partir de ahora, solo será un recuerdo: "Tengo que aprender a no defender ciertas verdades en plató con la misma pasión que si lo hiciera por la abolición de la esclavitud. Al final, en esta lucha suelen ganar los que se pertrechan en escudos del miedo y la superviviencia. Mi contrincante de esta semana ha sido la nueva estrella mediática Carmen Borrego. Mi relación con ella me provoca algo parecido a las rancheras de la Dúrcal. En concreto a una que decía: Fue un placer conocerte y tenerte unos meses. Aunque esos meses fueron el principio y el fin. De un amor tan bonito y aunque no me quisiste. Pero yo sí te quise y hoy me tengo que ir".

Pero Mila prosigue con más dureza contra Carmen, afilando el machete: "Carmen, me produces un sentimiento que raya en la lástima. Has crecido en un jardín regado y cortado con tijeras que cortaban tus esquejes, como hierba mala que perjudicaba a las flores mimadas sin tenerte en cuenta. Y sé que eso es duro. Tengo la sensación de que has sido durante un tiempo un miembro perdido en la manada. Ahora te están diciendo que tienes pedigrí. Y te has levantado del suelo con el aplauso de halagos vacíos de contenido. No hay mayor torpeza que apoyarse en muletas compradas en rastrillos. Me pareciste interesante, pero solo unos minutos. Me dejaste en la cuneta de las voces aburridas en una boca de metro. (...) Eres lo que eres porque mucho tiempo se lo han currado tu madre y tu hermana. Ahora pretendes volar sola, pero si no tienes unas alas sólidas te estrellarás en la caída libre. Y te recogerán los indigentes una necrológica que les reviva".