La impactante confesión de Lolita Flores: su hermana tuvo que mantenerla
La cantante que ahora atraviesa un buen momento en el plano profesional, no ha tenido problemas en reconocer que pasó una temporada muy complicada y que recurrió a la ayuda de su hermana
Lolita Flores está en un buen momento profesional. Presentadora de un programa musical en la televisión autonómica de Castilla la Mancha, a punto de estrenarse como entrevistadora en TVE y con una obra de teatro en ciernes, está claro que la hija de Lola Flores saborea un momento dulce. Aunque en lo sentimental, poco o nada trasciende sobre sus roneos habituales, lo cierto es que todo lo que huele a ella tiene interés mediático. Se pudo comprobar durante su última participación en El Hormiguero de Pablo Motos, que consiguió una importante marca de share. Una respuesta positiva a una de nuestras artistas multidisciplinares que lo mismo te hace de jurado en Tu cara me suena o hace un monólogo dramático en La Plaza del Diamante. Su versatilidad es su mayor victoria.
Pero también le ha provocado graves problemas. Sobre todo cuando decidió montar una empresa para comercializar las célebres frases de su madre plasmadas en toallas y camisetas veraniegas. Fue una inversión millonaria que le reportó unas pérdidas de las que tardó mucho en recuperarse. De hecho, Ingrid Fuster, una de sus proveedoras más importante, se paseó por los platós de televisión para denunciar que Lolita le había pagado con cheques sin fondos. Una batalla, judicial y mediática, que ahora parece estar resuelta pero que sumió a la actriz en una profunda depresión.
Su estado anímico y financiero preocupó tanto a su entorno más cercano que, como ella misma confesó durante su charla con Motos, tuvo que tenderle una mano. Es el caso de su hermana Rosario Flores que, dando muestras de su cariño y cercanía, se ocupó de mantenerla durante una larga temporada: "Nadie se acuerda cuando mi hermana me tenía que mantener porque no tenía trabajo". Una confesión que demuestra que en la vida no hay nada fijo. Todo lo que sube, baja. Y lo que baja, sube. Cuestión de paciencia.