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El hijo de Rocío Carrasco se aferra a su abuela Rocío Jurado

David es un chico muy sensible que no lleva nada bien la falta de contacto con su madre. A él le gustaría poder hablar con ella, verla y disfrutar de su compañía. Sin embargo, no es posible

David en el balcón de Chipiona

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David Flores Carrasco es el hijo más desconocido de Rocío Carrasco y Antonio David Flores. El pequeño, al cumplir los dieciocho, decidió instalarse en el hogar que su padre ha creado junto a Olga y sus hermanas Rocío y Lola. Según cuentan, el joven hacía tiempo que quería dar el paso pero tuvo que esperar.

El hecho de que David se trasladara a vivir Málaga no llevaba implícito el cese de relaciones con su madre. Sin embargo, parece que Rociíto no encajó bien la decisión de su hijo y la relación, desde entonces, no puede calificarse de fluida. Según cuentan a este diario, David Flores quiere y necesita ver y hablar con su madre. Sin embargo, hay quien pone palitos en las ruedas para que el deseo del joven no se cumpla.

Muy sensible, a David Flores Carrasco le ha pasado factura esta situación. No concibe la vida sin su madre, a quien siempre ha estado muy unido, y viceversa. Porque Rociíto siempre se ha expresado en términos muy cariñosos sobre su hijo, a quien se refería como “mi enano” en un tono de lo más cariñoso y maternal. Sin embargo, según explican a nuestro periódico, madre e hijo no mantienen contacto y esto es algo que está minando al joven, que se muestra triste y taciturno. Se sienta en el sofá esperando la llamada de su progenitora y su único consuelo, cuando la pena le embarga, es cantar a dúo con su abuela Rocío. Es así como consigue abstraerse durante un rato de una realidad que le está pasando factura.

Quienes conocen en profundidad y de cerca los problemas de Rociíto con sus hijos señalan que las cosas no hubieran evolucionado de esta manera de haber vivido su madre. Aunque la Jurado ponía paños calientes para no discutir con su hija, le cantaba las cuarenta cuando actuaba de forma equivocada. Igual sucedía con Pedro Carrasco, que pasaba por ser el único que ponía en solfa a la niña cuando no quería dar su brazo a torcer. Por desgracia para Rocío y David Flores, sus abuelos ya no están para echarles un capote y arreglar la situación.

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