La adopción de Gloria Camila y José Fernando pone en el ojo del huracán a Ortega
La participación en Supervivientes de Gloria Camila ha hecho que ciertas polémicas del pasado, renazcan. Otra vez se habla sobre la relación que mantuvieron Ortega y Rocío y de la adopción
Es lo que tiene ponerse de máxima actualidad, que el pasado se hace presente. Bien lo sabe Ortega Cano, que estos días tiene que escuchar sobre su relación con Rocío Jurado y la adopción de sus hijos. Y todo a raíz de la participación de su hija en Supervivientes. Y es que Gloria Camila concursa con una estrategia preparada con antelación y basada en soltar perlas acerca de Rocío Carrasco y pasar factura a los que se han metido con su padre, su hermano y ella.
Fue el pasado domingo cuando se emitieron en el debate de Supervivientes unas imágenes de Gloria tildando a Jesús Mariñas de “sinverguenza” por unos hechos acaecidos en ¡QTTF! Y es que le sentó como un tiro las caras que hizo el periodista mientras se emitía un vídeo donde se señalaba que Ortega Cano fue el gran amor de Rocío Jurado. Mariñas replicó a la niña a su manera, primero alabó su estilo para después decir que “No soy el único que cree, piensa y lamenta que Gloria Camila no sea la hija que merecía Rocío Jurado”. Unas palabras que recordaron a lo que Kiko Rivera dijo en su día sobre su hermana Isa, que no valoraba el hecho de que la hubieran sacado de donde lo hicieron, apuntando directamente a su ingratitud hacia Isabel Pantoja por haberla adoptado.
Sorprendió la actitud de Rosa Benito cargando contra el periodista al decir lo que dijo. Más que nada porque son cosas que ella misma ha explicado en las pausas de Sálvame. De ahí que se conozcan ciertos episodios de José Fernando en su niñez en Villa Jurado y también sobre la relación de sus famosos cuñados. A Rosa le gusta largar por detrás para luego negar por delante. Sin embargo, en el caso de Ortega Cano, fue descubierta y por eso dejó de hablarle.
Cuando la más grande falleció, se extendió el rumor de que su máximo deseo recuperarse para separarse de Ortega Cano. Una versión que hicieron correr personas muy allegadas entonces a los Mohedano. ¿Con qué propósito? Mejor no comentarlo porque el trasfondo del asunto que contaban era bastante desagradable y hasta poco creíble.
No dicen la verdad quienes aseguran que la chipionera tenía cubierto su cupo de madre con Rocío. De hecho, estando casada con Pedro Carrasco, tuvo un segundo embarazo que se malogró. Y ya unida a Ortega Cano, volvió a quedar en estado de gestación pero no llegó a buen puerto. Lo de la adopción vino de común acuerdo con su marido. No cantan bien la letra quienes la interpretan con la música de prueba de amor de la artista hacia José. Se fueron a Colombia y allí iniciaron los trámites de adopción. Tuvieron que convivir con José Fernando y Gloria Camila hasta que los niños se adaptaron a ellos. Regresaron a España y la artista y su marido posaron orgullosos con sus hijos pequeños. Hasta que la enfermedad se manifestó con fuerza, la más grande estuvo muy pendiente de los niños. Les preparaba la merienda, jugaba con ellos, disfrutó plenamente de su segunda maternidad. Por su parte, Rocío Carrasco en ningún momento sintió celos de la llegada de los dos niños. Si algo ha tenido siempre claro es lo que significaba para su madre, y eso era inamovible.
Es innegable que el testamento de Rocío Jurado puede llevar a error en el sentido de que nombró a su hija mayor como heredera universal y a los pequeños los dejó desamparados. Sin embargo, ella sabía que Gloria Camila y José Fernando estarían siempre cubiertos por el manto económico de su padre, que ha sabido hacer un buen patrimonio. La cosa era diferente en relación a Rociíto, su madre conocía que Pedro Carrasco apenas tenía patrimonio. De hecho, cuando falleció, se supo que solo tenía el piso del Paseo de la Habana, donde vivía con Raquel Mosquera, y una pequeña propiedad en el campo. El boxeador y la peluquera habían invertido mucho dinero en el negocio de belleza. Pidieron créditos a los que Raquel tuvo que hacer frente sola cuando enviudó.