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El concursante de Supervivientes que llora por amor y no consigue olvidar

La vida se paró para Eliad Cohen cuando falleció su gran amor. El deceso le pilló a miles de kilómetros. Desde entonces, no ha vuelto a ser el mismo. Tiene el alma hecha jirones.

La historia de un amor como no hubo otro igual

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Rico, guapo y con el mundo a sus pies, así podría definirse la situación de Eliad Cohen, uno de los concursantes más desconocidos de la última edición de Supervivientes. Sin embargo, el israelí llora por amor y no consigue olvidar. El corazón se le partió hace un par de años, cuando falleció su pareja, Gustavo Oliva, a consecuencia de un fallo cardíaco. Estaba solo y dormía en la cama cuando el ataque le sobrevino. A Eliad la noticia le pilló viajando. A partir de ese momento, su mundo fundió a negro. Intenta olvidar pero no lo consigue. Es la herida que no cierra. El dolor perenne que le acompaña allá donde va.

Eliad nació en Israel. Ocultó su homosexualidad por miedo al que dirán. No fue hasta los 21 años que salió del armario. Así lo ha explicado en entrevista a Lecturas: “El norte de Israel es más cerrado. Sufrí mucho porque no me gusta mentir y en aquella época tenía que mentir a todos”. Antes de eso, tuvo varias novias. Pasar del oscuro al claro fue lo que le permitió conocer a Gustavo. Llevaban un año y medio juntos cuando ocurrió la triste pérdida: “Me fui en Navidad a Tel Aviv y Gustavo se quedó en Ginebra. Murió y no me pude despedir de mi amor. No hay palabras para explicar este dolor”.

Muy sensible y auténtico, Cohen despidió en redes sociales a su chico como se merecía: “Gustavo ha dejado nuestro mundo para ir a un lugar mejor. Murió feliz, mientras dormía, a causa de un ataque al corazón. Siempre me quedarán nuestros recuerdos, y en la otra vida me reuniré contigo pronto para que podamos pasar más tiempo juntos. Descanse en paz, mi bello amor”. Una semana más tarde, compartiría otro precioso mensaje: “Una semana desde que su alma pura dejó esta tierra y subió al cielo. Una semana sin tu sonrisa mágica que derretía los corazones de todos, sin tu bondad que me llenaba de la alegría. Siete días que parecen una eternidad. Gracias mi amor por cada momento que pasamos juntos. ¡Te echaremos de menos, pero nunca te olvidaremos! Descanse en paz”.

Tras la muerte de su gran amor, Eliad se sintió perdido, quizás eso explique el porqué de su aterrizaje en Madrid, donde no tenía amigos ni conocía el idioma, demostrando así que es todo un superviviente al conseguir armar una nueva vida. Aún con el alma hecha jirones, se ha aferrado al trabajo. Tiene su propia línea de trajes de baño y es el responsable de las PAPA Party, unas fiestas gays que se celebran en todo el mundo. Su manera de vivir la homosexualidad, libre y sin tapujos, le ha valido algunas críticas. Por ejemplo, en Israel no se tomaron nada bien su portada en Oh! My God! bajo el titular: “Eliad Cohen: el nuevo mesías gay de Israel”. Sin embargo, él lo tiene claro, jamás volverá a encerrarse bajo siete llaves como antaño.

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