Bertín Osborne recibe la noticia que jamás hubiera querido escuchar
El cantante ha recibido un duro mazazo al conocer que su hija mayor, Alejandra, y su marido, Joaquín, se separan tras trece años de matrimonio y tres hijos en común.
Bertín Osborne está muy afectado desde que conociera que su hija Alejandra y su marido han decidido separarse. El cantante considera a su yerno como un hermano y el vínculo entre ambos es muy estrecho. Se trata de una noticia dura e inesperada para el artista, ya que no tenía ni idea de que la situación del matrimonio fuera límite. De hecho, cuando se le ha preguntado por el asunto se ha mostrado visiblemente emocionado y ha expresado que hay que dejar pasar el tiempo porque igual la pareja se da una segunda oportunidad.
Alejandra Osborne ha decidido no hacer declaraciones sobre los motivos que han dado al traste con la relación que mantenía con Joaquín Buendía. Se casaron hace trece años y tienen tres hijos, Santiago y los mellizos Fausto y Valentina. El divorcio de la pareja transcurrirá por cauces amistosos ya que los protagonistas se llevan muy bien. Es mucho el cariño entre ellos pero hace tiempo que se acabó la pasión.
En estos momentos, Alejandra se apoya en sus hermanas, las cuatro son una piña. El trabajo hace que divida su tiempo entre Madrid y Sevilla. Hace un tiempo que se enroló en la productora del programa que con gran éxito conduce su padre, Mi casa es la tuya. La relación entre Alejandra y Bertín es estupenda. Siempre se han entendido muy bien. Ella es la primogénita de las tres hijas que el cantante tuvo con la fallecida Sandra Domecq.
Desde que se casó con Fabiola, Bertín Osborne ha ido perdiendo su faceta más juerguista para convertirse en un hombre volcado en su familia. Junto a la venezolana tiene dos hijos, Carlos y Kike, que nació con una lesión cerebral a causa de la listeria. Los médicos les dijeron entonces que “sería un vegetal, que no se movería, ni vería, ni oiría ni hablaría. Hoy están asombrados con su evolución”. Y es que el niño se comunica, come solo y en nada podrán quitarle los pañales. Además, es muy observador y desea participar de lo que está a su alrededor. El matrimonio está muy esperanzado con los avances de su hijo mayor, que cada vez va a más. Ya se aguanta de pie y quiere caminar. La especial situación de Kike es algo que preocupa al artista: “Por ley de vida Fabiola y yo nos tenemos que ir antes y me mata que Kike no tenga una vida feliz cuando no estemos. Por eso trabajo como un auténtico burro. Su futuro es lo único que me quita el sueño, no el de mis otros hijos, que van a estar bien, porque son inteligentes. Pero a Kike debemos ayudarle”.