Pedro Almodóvar, duramente criticado por uno de sus actores
No es la primera vez que se habla de mala relación entre el director manchego y alguno de los actores que han trabajado a sus órdenes. Pero nunca nadie se atrevió a revelar tanto como Homar.
Lluis Homar ha publicado su biografía, Ahora empieza todo (Now Books), y en ella dedica una capítulo a Pedro Almodóvar. Trabajó con él en dos ocasiones. En la primera, La mala educación, fue como tocar el cielo. En la segunda, Los abrazos rotos, cayó en el infierno. Aunque estuvo cuatro meses con ensayos previos, al director manchego no le gustó el aire que dio al personaje y eso marcó su relación durante el rodaje: “Cuando ensayábamos ya había algo que no iba bien. 'Me suena teatral', me decía cuando pasaba texto. Yo me sentía cohibido, paralizado, sin saber por dónde tirar. Todo era no. 'Vamos a trabajar los tonos', decía, y yo sentía una inseguridad abismal. Y cualquier propuesta mía recibía, generalmente, una respuesta: no”. Ese rechazo por parte de quien tenía que ser su guía en Los abrazos rotos hizo que Homar se desmoronara dando pie a situaciones desagradables en el set de rodaje. El actor se recuerda a sí mismo “llorando, abrazado a él, perdido y esperando una guía para el desarrollo del personaje”. Y no, Almodóvar lo dejó varado en la arena y no le tendió la mano.
Un día, Lluis no pudo más y sacó fuerzas de flaqueza para plantarle cara a Pedro: “no sé cómo, me medio enfrenté a él. Almodóvar me estaba dando indicaciones y acabó diciéndome: 'Es que no me entiendes'. Y a mi solo me salió responderle: 'Es que a lo mejor no te explicas bien'”. Homar cree que el clima frío y cortante que se desarrolló entre ambos estuvo motivado porque él no se integró en el equipo, por no decir séquito, del director de la forma que a él le gusta. Tanto se enrareció el ambiente que el actor, en los últimos días de rodaje, cuando la presión ya era insoportable, recurrió a los calmantes para rebajar la ansiedad que le impedía trabajar.
Hoy, tras la publicación de las memorias de Homar, Ahora empieza todo (Now Books), toman sentido las palabras que el director le dedicó al actor catalán durante la promoción de la película: “Tiene mucho que agradecer, porque le pusimos un entrenador y ahora está estupendo. Espero que conserves ese cuerpo”. Lluis también recuerda que la gira promocional de la película fue horrible porque el director no le dio el sitio que le correspondía: “Ya no quiero pensar que me ignoró delante de todo el mundo y ni tan siquiera me citó cuando empezó a dar la palabra a los actores para que intervinieran, ni quiero pensar que lo que tendría que haber hecho es levantarme y marcharme. Ya no quiero buscar razones para enfadarme, aunque tendría, seguramente, muchas. No. Ahora lo que quiero es dejar espacio a la pena, porque todo fue como fue y no de otra manera, y mi relación con Almodóvar es la que es”. ¿Inexistente? ¿Otro más de los juguetes rotos que el manchego ha ido dejando por el camino?
Con la distancia que da el tiempo, Lluis Homar reconoce que no tendría que haber permitido cosas que ocurrieron durante el rodaje de Los abrazos rotos. “Sólo supe hacer una cosa, sufrir, pero en vez de recordar los malos momentos en los que la personalidad avasalladora de algunas personas me atrapó y me convirtió en un ser dependiente, ahora le puedo dar la vuelta y ser yo quien apueste por mí mismo”. De su respuesta se deduce que quedó tocado y hundido de su última experiencia con Almodóvar, que le costó recuperar la seguridad que el director le quitó a base de ningunearle. En este sentido, el actor catalán no ha sido el único. Otros intérpretes han hablado sobre la pesadilla que resulta trabajar a las órdenes del director manchego, a quien el éxito parece habérsele subido a la cabeza y, a diferencia de muchas de sus colegas, no acepta sugerencias de los actores y actrices en relación al papel que tienen que interpretar. Queda claro que Pedro Almodóvar hace cine y es el cine, o tal parece cuando se escucha el testimonio de sus damnificados.