Duro golpe para Rocío Carrasco: su hijo David no quiere saber nada de ella
Rocío Carrasco ha perdido la batalla. Si su hija hace años que se alejó de ella, tras intentar una reconciliación sin éxito, ahora es su hijo quien la prefiere bien lejos. Rociíto está sola.
David Flores Carrasco es el menor de los hijos que tuvieron Antonio David y Rociíto. Antes de cumplir los dieciocho, el joven expresó a su padre el deseo de vivir con él. El hecho de que no volviera con su madre motivó que ésta interpusiera una demanda contra Antonio David acusándole de secuestro de un menor. Fue la semana pasada cuando el joven acudió al juzgado acompañado por Antonio David y Olga. Estaba citado para declarar. Sorprendió la presencia de Rocío Carrasco, pues a ella no se la había requerido, tampoco a su ex, que no quiso dejar a su hijo solo en un momento complicado. No fue necesario que David diera testimonio ya que al ser mayor de edad, puede vivir con quien quiera. Así las cosas, el caso fue archivado.
Durante meses, David se ha pasado los días siempre atento a su móvil por si su madre le llamaba. Nada deseaba más en el mundo que hablar con ella, también verla y abrazarla. Sin embargo, cuando acudió a los juzgados, ocurrió que Rociíto no se acercó a él en ningún momento. Esto causó una gran decepción en el joven, hasta tal punto que ya no desea reunirse con ella ni mantener contacto alguno. Para él, al igual que para su hermana mayor, su núcleo familiar lo componen Antonio David, Olga y sus hermanas, Lola y Rocío. Así las cosas, el joven se une a su hermana en la decisión de prestar declaración a favor de su padre en la batalla judicial iniciada por su madre.
David y Rocío Flores han pasado mucho por culpa del proceder de su madre en relación a ellos. Aunque sonríen, la procesión va por dentro. Rocío todavía sigue sin digerir todo lo sucedido a partir del día en que se fue con su padre. En un principio, intentó contactar con ella pero no fue bien recibida: “Aquí no llames. Yo no soy tu madre”, contó Antonio David le espetó su ex mujer a su hija mayor. David pensaba que lo suyo con su progenitora podía solucionarse. Es un chico muy sensible, cariñoso y crédulo. Sin embargo, el hecho de que su madre lo rechazara en los juzgados, no acercarse a él fue una manifestación de rechazo, ha hecho que cambie la perspectiva idílica que mantenía sobre Rocío Carrasco y la prefiera bien lejos.
Los allegados a Rocío y Fidel aseguran que ella está destrozada y que nada de lo que se ha explicado por la parte contraria es verdad. Hablan de una versión de los hechos que no conocen. Sin embargo, la dan por buena. Para que luego digan que la fe no mueve montañas. Comentan acerca de montones de papeles que tampoco han visto que dan la razón a la hija de la más grande y afirman de forma vehemente que ella no sale de su casa por temor a que la increpen. Cuentan que las canas que lucía en el juzgado eran producto de su negativa a ir a la peluquería, donde afirman que la llaman “mala madre”. Visto lo visto, solo falta que tercie Francesca Thyssen en este asunto y repita su mítica frase: “El cuento de la madrastra no se escribió por casualidad”.