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Terribles confesiones de una presentadora que se convirtió en juguete roto

Mientras el foco alumbra, todo es bonito. La gente te adora, no te faltan oportunidades... Sin embargo, cuando se apaga, llega la oscuridad, como la que vivió esta presentadora, juguete roto

Así paso del cielo al infierno Rocío Madrid

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Crónicas Marcianas marcó una forma de hacer televisión que enganchó a los espectadores. Audiencias millonarias que convirtieron al programa que conducía Javier Sardá en líder absoluto. Por allí pasó mucha gente. Unos consiguieron hacerse un hueco y otros no. Rocío Madrid encantó en su primera aparición. Era el contrapunto perfecto para la hostilidad que a veces se vivía en plató durante los acalorados debates. Espontánea, divertida, guapa, cercana, buenísima profesional… Y así fue como se ganó un lugar bajo la luna de Crónicas. Sin embargo, un día, Sardá dijo que ya no podía más y se cerró el chiringuito. A partir de aquí, Rocío empezó un periplo en el que vivió en carne propia la estigmatización de un mundo con gran facilidad para fabricar juguetes rotos.

Rocío Madrid ha explicado cómo vivió el pasar del cielo al infierno en la revista Lecturas. Sin pelos en la lengua, así se ha expresado la andaluza: “Lo que no puede ser es que un señor con poder para colocar a alguien diga: «No, la de Crónicas Marcianas está muy pasada». Una chica se pone de moda, la queman y a la basura. Ya no te contratan. Es muy duro que tu representante te diga que hay un casting que te va perfecto, pero que el director no quiere ni oír hablar de tu nombre. Eso es muy injusto. Se te cierran puertas como si hubieras hecho algo malo”. Sin duda, un testimonio real y duro que sirve para entender qué ocurre cuando el foco que te alumbra se apaga. La andaluza lo pasó realmente mal. Y menos mal que tuvo la cabeza fría y consiguió sujetar fuertemente el timón para no perder el rumbo.

Madrid tuvo claro que tras Crónicas Marcianas, quería entrar en el mundo de la interpretación, y no lo tuvo nada fácil por el encasillamiento. Sin embargo, a base de presentarse a castings e insistir, ha conseguido vivir de lo que le gusta: “Si hubiera seguido haciendo lo mismo tras Crónicas quizás hubiera durado unos añitos más, pero se me habrían cerrado puertas en el mundo de la interpretación, que durante estos años me ha dado de comer”. No obstante, ella, como todos, también ha tenido dudas sobre el camino que escogió: “He pasado por momentos en los que sí me ha dado bajón, porque esto es muy duro y no sabía si me estaba equivocando. Pensaba que si cuando me ofrecieron El programa de Ana Rosa hubiera dicho que sí, quizás habría seguido teniendo trabajo, un nivel de popularidad, unos ingresos importantes... Pero para mí eso no lo era todo. Yo solo quería ser feliz con mi trabajo e irme a la cama satisfecha”.