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La infanta Elena y la reina Sofía, muy preocupadas por el díscolo Froilán

El nieto mayor de los reyes eméritos empieza sus estudios universitarios en Madrid. Ha prometido que se lo va a tomar en serio. Sin embargo, su afición al ocio hace que los suyos desconfíen.

Doña Sofía, muy preocupada por su nieto mayor

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El hijo mayor de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, Froilán, se plantó y dijo nones a los deseos de sus progenitores y su abuela materna de seguir estudiando en Estados Unidos. La verdad es que allí lo pasó fatal. La rigidez americana no va con él. Además, tampoco podía intimar con sus compañeros de pupitre dado el sentido de la discreción con que son educados en el clan Borbón. Desde bien pequeños, les enseñan que no deben explicar lo que hacen los fines de semana, cómo es su familia… En definitiva, cualquier cosa relacionada con su intimidad. Por tanto, difícil hacer amistades con este panorama. Otra cosa es en Madrid, donde sus progenitores conocen a las personas de su círculo y pueden guiar y aconsejar a su hijo en esta cuestión. Ciertamente, tampoco está la vida para fiarse de cualquiera, y menos tratándose de un chico que ya ha sufrido la traición de ser grabado y ese material vendido a los medios.

A su regreso a España este verano, Pipe dio un golpe en la mesa y dijo que quería estudiar en Madrid, que aquí estaba su círculo de amigos y que deseaba disfrutar de la vida como cualquier chico de su edad. Se da la circunstancia de que el amor ha llamado a su puerta y tiene una media novia con la que se lleva muy bien. Sin embargo, el ocio estival se ha acabado y toca volver a las aulas. El nieto mayor de los reyes eméritos lo hará en el elitista The College for International Studies, basado en el sistema educativo americano. El centro asegura que su método disminuye el riesgo de fracaso por equivocación al elegir la carrera. También resaltan que es el alumno quien organiza y elabora su plan de estudios, donde prima la práctica frente a la teoría. Hablan de motivación al marcar retos a corto plazo y también de favorecer la constancia dado que las evaluaciones son continuadas.

No es ningún secreto que el talón de Aquiles de Froilán son los estudios. Es algo disperso y le cuesta concentrarse, de ahí que su familia escogiera un centro americano, con fama de rígido, para ver si así conseguían encauzarle. Nada que ver con su nueva opción educativa, situada en Madrid y con un sistema de estudios donde la responsabilidad recae en el alumno. Es cierto que tendrá un tutor pero, aun así, el panorama pinta laxo. Así las cosas, la infanta Elena, Jaime de Marichalar y doña Sofía están preocupados. Los tres temen que Froilán se tome poco en serio los estudios de Business (Administración de empresas) que ha escogido y de prioridad al ocio. Él ha prometido formalidad pero sus familiares no las tienen todas consigo. Les gustaría confiar pero los hechos preceden al que se conoce como el nieto más díscolo de los reyes eméritos.

Doña Elena y don Jaime están ocupados y preocupados en preservar al máximo la privacidad de su hijo en el centro escogido. A tal efecto, ya se ha advertido que se tomarán medidas si por allí rondan periodistas o fotógrafos. Este interés mediático es algo que Froilán no lleva nada bien. Es algo que ha heredado de sus padres, ambos con una relación muy tirante especialmente con los fotógrafos. De hecho, Marichalar está obsesionado con la idea de que los paparazzi solo desean captarlo en actitud desafortunada, cayéndose al suelo, por ejemplo. Por su parte, la infanta no soporta que disparen los flashes sobre su persona cuando está montando a caballo. En ese caso, no duda en descabalgar para llamar la atención al osado de turno. En esta ocasión, será el ex matrimonio quien corra con los gastos de los estudios de Froilán. Más o menos, el coste anual es de unos 20.000 euros, extras aparte. Sin duda, una educación superior de lo más elitista.

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