La reina Sofía, muy dolida al conocer la traición de un familiar

Doña Sofía ya no sabe qué hacer. No comprende cómo es posible que los suyos den su beneplácito a las correrías de su marido. De otro modo no se explica cómo su hijo accedió a acudir al enlace de su ahijada, Marta Jáudenes, en Palma de Mallorca. El enfado de la reina emérita está más que justificado cuando se sabe que en la boda estaba presente la omnipresente Marta Gayá. Don Felipe lo sabía y, a pesar de eso, no declinó la asistencia. Sus allegados aseguran que no cruzó palabra con la dama. Sin embargo, el hecho de que compartiera espacio con ella es motivo suficiente para que su madre se sienta tocada, hundida y hasta humillada.

En los últimos tiempos, Marta Gayá va ganando protagonismo como amiga o compañera del rey emérito. No se esconden y van juntos a actos donde no faltan teléfonos móviles para inmortalizar su presencia. En este punto, doña Sofía ya está curada de espanto, pues es mucho lo que lleva aguantado y tragado. Sin embargo, contaba con la lealtad de sus hijos. Se equivocó, pues el Caso Noos destapó la buena entente entre su hija Cristina e Iñaki Urdangarín con Corinna, tanto presencialmente como vía e-mail. Esto sirve para ilustrar el peso que la rubia tuvo en la vida de don Juan Carlos, pues hasta estaba al tanto de los negocios familiares.

Cuentan que cuando don Felipe anunció que se quería casar con doña Letizia, su padre se opuso con vehemencia. El entonces príncipe le dijo que él no era ningún dechado de virtudes como marido y que, por tanto, podía ahorrarse los consejos. Ya dejó que le ganara la partida en relación a Eva Sannum y no iba a permitir que eso volviera a ocurrir. Siempre se ha comentado que el actual soberano, de carácter, es el más parecido a su madre, de ahí que sea quien mayor apoyo le ha dado en relación a sus problemas matrimoniales causados por la afición de don Juan Carlos a la compañía femenina. Es por eso que doña Sofía se ha disgustado tanto al conocer que su hijo aceptó la invitación para ir a un lugar donde también estaba presente Marta Gayá, que le ha plantado cara públicamente con gestos impropios en alguien que aseguran tiene un savoir-faire y unas maneras exquisitas.

El divorcio entre los reyes eméritos nunca se hará realidad por la vía legal. Aunque todo el mundo sabe que el barco hace aguas desde hace muchos años, doña Sofía no quiere contribuir a resquebrajar la imagen de la monarquía. En cuanto a don Juan Carlos, ya manifestó su decisión de romper legalmente con la madre de sus hijos cuando bebía los vientos por Corinna, pero Botswana se llevó sus ansias de libertad. Así las cosas no es extraño que la reina emérita cada vez pase menos tiempo en Madrid. Su presencia se circunscribe a los compromisos marcados en su agenda. Últimamente viaja con frecuencia a Grecia para estar con su hermano Tino, muy delicado de salud. Lo hace acompañada de su hermana Irene, su auténtico paño de lágrimas.