Los problemas económicos de María Lapiedra y toda la verdad sobre su marido
Quienes la conocen saben muy bien que es de las que llega hasta el final en el tema mediático. En esta cuestión, lo tiene claro, el dinero es lo primero y se lleva por delante a quien sea.
La verdad es que el comportamiento de María Lapiedra en relación a Gustavo González demuestra que poco le importa, o tal parece a tenor de sus movimientos.
María vio el cielo abierto cuando Gustavo habló de su separación y su nombre salió a colación. El periodista no lo hizo bien. Todo indica que autorizó la publicación de la noticia para que así la ex porno star apresurara su ruptura matrimonial. Está claro que ambos hablaron y acordaron que así se daría luz pública a lo suyo. En el fondo, una forma como otra de que Lapiedra obtuviera el reconocimiento que durante años él le ha negado.
Pecando de ingenuo, González creyó que María no estiraría el chicle y se controlaría. Sin embargo, viendo su proceder, está decepcionado y acorralado por las críticas que está recibiendo de sus hijos, posicionados totalmente al lado de su esposa. Esto ha hecho que el periodista anuncie que no volverá a tocar el tema y haya lanzado un ultimátum a Lapiedra en forma de “Si me quieres, demuéstralo no haciendo daño a mi familia y dándote un puntito en la boca”.
Convencida de que va hasta el final en este show mediático, María ha respondido haciéndose la víctima. Quiere que todos sepan que ella también tiene dos hijas y que ha roto su matrimonio por el periodista. Sin embargo, él, lejos de ensalzarla, la deja a los pies de los caballos. En fin, hay que reconocer que Lapiedra, en su última visita a Sálvame, se ha inmolado por el espectáculo dándolo todo. Hasta ha llorado sin lágrimas convirtiéndose en Dolorosa y pidiendo abrazos de consuelo a Jorge Javier .
Quien ya asoma por la esquina es el marido de María. Marc Amigó se ha puesto en manos de personas cercanas a su mujer para negociar su participación en el Deluxe y todo indica que el próximo sábado lo veremos en plató, para disgusto de sus padres, que ya le advirtieron que lo suyo con Lapiedra no acabaría bien. Por ella dejó sus estudios de arquitectura. Le quedó colgado el último año de carrera y el proyecto final. De ahí que extrañe que no pare de proclamar “Soy arquitecto”. También explica que ha montado un estudio de arquitectura junto a otros compañeros. En fin, raro, raro, raro.
Lo que sí está claro es que hasta hace unos meses, Marc Amigó trabajaba como encargado en una tienda de moda masculina. La situación económica del matrimonio no es tan boyante como pregonan. De hecho, han realizado tres mudanzas en poco tiempo. Estuvieron alquilados en dos pisos situados en sendas buenísimas zonas de Barcelona y acabaron trasladándose a un apartamento que tienen en una urbanización a unos treinta kilómetros de la ciudad. Sin duda, poco práctico dado que el colegio de las niñas está situado en la capital catalana y ellos tienen allí su centro de operaciones laborales.
A los inconvenientes explicados en cuanto al cambio de residencia se suma que María no tiene el carnet de conducir. Perdió todos los puntos y todavía no ha hecho el examen para recuperarlos. Y, al igual que otros famosos, también ha tenido problemas con Hacienda, lo que le ha repercutido negativamente a la hora de cobrar algunos trabajos. Visto así, hasta parece justificado y obligado que la pareja saque todo el jugo que pueda al culebrón que protagonizan con Gustavo González convertido en tonto útil consentidor, según algunos; y, según otros, en cómplice dada su difícil situación económica.