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Lo que siempre quisiste saber de la Infanta Elena y no te atreviste a preguntar

La hija mayor de los Reyes Eméritos es uno de los miembros más desconocidos de su familia. Mantiene un férreo control sobre su vida privada para que nada trascienda. Te lo contamos todo.

Elena, la infanta apartada de Casa Real

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La Infanta Elena es la primogénita de los Reyes Eméritos. Nació en la época en que sus padres estaban entregados a la tarea de que Franco designara como heredero a don Juan Carlos. “Cuando no éramos nadie”, pronuncia doña Sofía al evocar esa época en la que hasta tenían racionadas las bebidas refrescantes, lo que da una idea de lo ajustado de su presupuesto.

Elena pronto demostró su afición por la hípica. Es cuando practica este deporte que más libre se siente porque le permite descargar la tensión acumulada. Aunque en público se muestra sonriente, la procesión va por dentro. Froilán le quita el sueño. El chico, como la mayoría de sus coetáneos, quiere vivir a su manera. Difícil encauzarle en el plano del aprendizaje dado su poco amor a los libros. Velas pone la Infanta para que este año consiga aprobar el curso en la universidad privada donde está matriculado.

La Infanta Elena con sus hijos en una corrida de toros

En los últimos tiempos, Elena se siente en medio de su padre y su madre. Aunque ni figura ni ejerce como miembro de la Casa Real, tiene el encargo de acompañar a don Juan Carlos a algunos actos públicos. Se lleva muy bien con él y es habitual verles departir en plan animado y sonriente. Sin embargo, esto da cierto coraje a su madre, que cree que su hija mayor debería estar más pendiente de ella dada su entrega desde que nació y también porque sabe lo que ha sido su matrimonio.

A Jaime de Marichalar le costó convencer a la Infanta para que accediera a salir con él. Hay quien asegura que la sombra de Luis Astolfi, con quien todavía se la relaciona actualmente, era alargada. Sin embargo, a fuerza de pico y pala, Marichalar triunfó. Tras la boda, la pareja se fue de luna de miel, de la misma fueron testigos varios paparazzi que se sorprendieron al observar el trato frío entre la pareja. Imposible captar un beso o un abrazo.

Con la distancia que da el tiempo, Elena de Borbón considera que fue un error cambiar su estilo de vestir tal como le sugirió su marido. Aunque su elegancia fue muy alabada entonces, despertó comentarios por el precio de las prendas y complementos que lucía. Ya entonces sabía que lo suyo con Jaime no iba a funcionar porque ambos tenían puntos de vista opuestos en cuanto a la forma de vivir.

La Infanta Elena presidiendo una mesa petitoria de la Cruz Roja

Tras el divorcio, Jaime y Elena no mantienen contacto. Es cierto que se les ha visto en algún acto relativo a Froilán y Victoria Federica pero porque toca guardar las apariencias. La Infanta acabó muy harta, y si por ella hubiera sido, se habría separado mucho antes. Sin embargo, su madre le aconsejó que aguantara un poco para ver si las cosas se solucionaban. Al final, no pudo más y dio la espantá. Oficialmente, solo sabemos que entre los duques de Lugo existe “un cese temporal de la convivencia”. En Zarzuela callan cuando se les pregunta por el estado civil de Elena y alegan que no dan respuesta a cuestiones privadas.

Elena de Borbón tiene fama de simpática y espontánea. Sin embargo, ha tenido más de un altercado cuando los fotógrafos han querido inmortalizarla durante alguno de sus paseos. Mientras practica equitación, si divisa a algún fotógrafo, no duda en bajar del caballo para decir de forma vehemente que la dejen tranquila.

Cuando estaba embarazada de su primer hijo, la Infanta exacerbó su fobia a la prensa. De tal modo que en cuanto divisaba una cámara, se tapaba la barriga. Aquello dio mucho que hablar. Tanto que cuando su hermana Cristina esperaba su primer hijo, dijo a unos fotógrafos en Palma de Mallorca: “Yo no oculto mis redondeces”, en clara alusión al comportamiento de su hermana.

La hija mayor de los Reyes Eméritos considera que su cuñada influye mucho en su hermano, culpándola a ella del terremoto familiar que se vivió tras el caso NOOS. Y es que Elena sigue sin tragarse el hueso de haber sido relevada de todas sus funciones dentro de la Casa Real por si acaso. Consideran que la sacrificaron en aras de una política de transparencia que nadie ha podido demostrar que haya infringido.

Mitad Infanta, mitad Elena

Así como sus padres toman precauciones para que sus encuentros con la Infanta Cristina no sean captados por los medios, Elena, todo lo contrario. Desde el principio, ha apoyado a su hermana y se reúne con ella siempre que puede. Es una de las imprescindibles para Cristina, que ha visto como su círculo más íntimo ha quedado reducido a unas pocas personas.

El ocio le gusta a Elena. En cierta ocasión, coincidió con un famoso en una discoteca y le propuso bailar a ritmo de salsa. El caballero, algo azorado por la espontaneidad de la Infanta, le dijo: “Alteza, nos están mirado”. Y ella respondió: “Da igual, pues que miren todo lo que quieran”. Y allá que se marcaron un baile que acaparó la atención de los allí presentes.

Cuando Elena se mete en el papel de Infanta lo hace a la perfección. Formal pero cercana. Estrecha la mano con fuerza para que la otra persona note que toda su atención está puesta en ella. Son unos breves instantes pero es algo que no se olvida. En cuestiones de protocolo, la hija de los Reyes Eméritos ha encontrado el equilibrio perfecto: mitad Infanta, mitad Elena.