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¿Qué le pasa? Patiño patalea como una niña y rompe a llorar de rabia y de dolor

¿Qué le ha sucedido a la famosa colaboradora del corazón de Telecinco? ¿Por qué reaccionó así acostumbrada como está a cosas mucho peores? La propia periodista se ha visto obligada a hablar.

¿Qué le pasa? Patiño patalea como una niña y rompe a llorar de rabia y de dolor

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Aún le dura el disgusto a María Patiño de lo que sucedió en el Deluxe. Jorge Javier Vázquez se hartó de escuchar a colaboradoras como Patiño o Belén Esteban hablar a medias, ocultando el motivo de sus críticas a Gustavo González y María Lapiedra.

El caso es que tras la dura reprimenda, Patiño abandonó el plató entre lágrimas y pasado el fin de semana ha querido pedir perdón a la audiencia, entiende el enfado del presentador y deja claro que con él no tiene ningún problema. Pero ¿qué le pasó? ¿por qué reaccionó así?

Cabe recordar que Jorge Javier no paraba de escuchar críticas hacia Gustavo, María y su relación por parte de las colaboradoras de Telecinco. Ellas justificaban sus críticas con informaciones que no podían hacer públicas y el presentador se lo afeó llegando a decir de Patiño, Gema López, Belén Esteban y Lydia Lozano que quedaban como "brujas".

Unas se lo tomaron mejor que otras y Patiño abandonó el plató muy afectada. Ahora pide perdón: "Me siento responsable de hablar a la mitad del camino, entiendo el enfado de Jorge".

Pero, ¿por qué le afectó tanto? La periodista explicó que no se rompió porque su amigo le llamara "bruja" o "amargada" sino porque tenía sentimientos encontrados.

Sabe muchos datos de la relación de Gustavo y María, le han hecho partícipe de ellos, pero siempre pidiéndole silencio, algo que ella ha respetado pero que le frustra a la hora de no poder explicarse: "Uno tiene que ser consecuente con el encadenamiento".

Y en lo personal, dada la rabia e impotencia que tenía, sentirse cuestionada le hizo estallar: "Me sentí maniatada y pataleé como una niña pequeña, pido disculpas al público. Rompí a llorar de rabia, dolor e impotencia".

María entiende el enfado de su amigo, pero lo que no entiende es que Gustavo González, también amigo, no le diera las gracias por su silencio.