Peñafiel empaña la imagen de Doña Sofía desvelando las "sombras de su vida"
Un feo gesto de la Reina Emérita con el periodista especializado en la Familia Real ha empañado esa imagen idílica de la madre del Rey Felipe VI, alejada de la esposa y progenitora sufridora
Está claro que el libro de Jaime Peñafiel sobre la Reina Emérita (Los 80 años de Sofía, esposa, madre y abuela) con motivo del cumpleaños de la madre de Don Felipe el 2 de noviembre iba a dar mucho que hablar.
Y así está siendo. El propio periodista y escritor se está encargando de desgranar algunos de los capítulos más jugosos del libro y de los que la Reina Sofía tampoco es que salga muy beneficiada.
Sin ir más lejos ha utilizado su columna en República para asegurar que entre sus páginas hay algunos recuerdos muy dolorosos para él.
Dice Peñafiel que lo ha escrito sin rencor pero también intentando iluminar "las sombras de su vida privada, que también las tiene" más allá de su "faceta de Reina por encima de la de esposa sufridora y engañada, madre no siempre acertada ni mucho menos y mujer desgraciada".
Y desvela un capítulo que le afecta directamente en el que la Reina Sofía "no supo, no quiso o no pudo atender" y que lastimó "para siempre mis sentimientos hacia su persona".
Se refiere Peñafiel al momento en el que acudió a ella buscando "la terapia de un consuelo" pero "no la encontré".
Fue allá cuando su vida se vio "truncada brutalmente" al saber que su hija Isabel se encontraba enganchada a la heroína. El periodista sabedor de que Doña Sofía presidía una Fundación contra la droga solicitó una audiencia privada "no para pedirle nada, que nada podía darme, sino buscando una respuesta creíble sobre los efectos de la droga que estaba matando a mi hija".
Sin embargo, recalca, "no obtuve la menor respuesta. Solo una llamada del Rey don Juan Carlos, a quien Doña Sofía le había pasado mi carta. Y como ser humano con los sentimientos que le faltan a ella, me telefoneó entristecido por el drama que estaba viviendo".
Muy duro, Peñafiel añade que "el día que Isabel murió no solo conté con el muy sentido pésame personal del Rey, sino con la presencia del Jefe de Su Casa en la misa de réquiem en la cripta de la Iglesia de los jesuitas de la calle Serrano".
Sin embargo, "de la Reina, una carta de su secretario. Pienso que el terrible drama que yo estaba viviendo, y que acabó con la muerte de mi hija, se merecía algo más que una simple misiva de compromiso".