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Pilar Eyre destroza a Doña Sofía con la frase más cruel de su marido: "Es tonta"

Por si le quedara algo por ver o por leer para terminar de amargarle su 80 cumpleaños, la madre del Rey Felipe ha tenido que sufrir todavía una humillación pública más dolorosa, y ya van...

Pilar Eyre destroza a Doña Sofía con la frase más cruel de su marido: "Es tonta"

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Coincidiendo con el 80 cumpleaños de la Reina Sofía este 2 de noviembre arrecian las columnas sobre su pasado y su presente y esta semana Pilar Eyre se suma al festival desde su blog en Lecturas en el que vuelve a hacerse eco de las infidelidades del Rey Juan Carlos.

En esta ocasión la periodista especializada en Casa Real se concentra en las "amigas" que el Monarca tenía en Barcelona.

Motivo por el que, según Eyre, en 1976 en una visita de cinco días y cuando se alojaban en el Palacete Albéniz, Don Juan Carlos acudió a la habitación matrimonial muerto de sueño desanudándose la pajarita, pero un ayudante de cámara lo detuvo: "Perdón, majestad, su habitación está en este lado".

En ese momento, "extrañado, mira a Sofía, que se dirige sin pronunciar palabra al que había sido su dormitorio común hasta ese momento. Separada por un saloncito, un despacho y dos cuartos de baño, han preparado otra alcoba para el Rey. El mayordomo informa, apurado: "Así lo ha dispuesto la Señora". Juan Carlos se encoge de hombros y se va a su nuevo y solitario dormitorio".

Dice Eyre que "desde ese día el matrimonio separó habitaciones y nunca más volvieron a dormir juntos".

Todo porque "tres semanas antes, Sofía había sorprendido a su marido con otra mujer. Una duquesa consorte. En una finca de caza en Toledo, donde se presentó sin avisar con sus hijos. Tocaron el claxon y como nadie respondía, Gaudencio, el conductor, dio media vuelta para regresar a Madrid cuando Felipe gritó: "¡Mira, mamá, es Moro!", el pastor alemán del que don Juan Carlos no se separaba jamás".

Fue por ello que "erizada de sospechas, la Reina bajó del coche, golpeó el portón, apartó al dueño, esquivó a los de seguridad, subió las escaleras, dio un manotazo a una puerta y vio… dos rostros muy juntos y una falda escocesa que estaba donde no debería estar".

Por si fuera poco, Eyre asegura que "en la nobleza catalana, se veneraba a Juan Carlos, pero Sofía despertaba recelos y antipatía" y la periodista exclama: "¡Quizás porque el Rey se acercaba a Barcelona con propósitos non sanctos y su mujer lo sabía!

Y es que Juan Carlos tuvo en la capital catalana, por lo menos, cuatro amistades particulares. Una bellísima millonaria, amiga de la infancia de esta periodista, con la que se veía en una casa de la Vía Augusta. Otra, una extranjera con pisazo en Barcelona, emparentada por matrimonio con el mismísimo Rey. Otra más, morena bajita y graciosa, sobrina de una condesa, que ahora reside en América, y una cuarta, de mucho renombre, viuda, tan poco discreta que aireaba cómo eran las prendas íntimas de la Reina (recatadas)".

Claro que también fue Barcelona escenario de sus amores con Corinna y hasta de sus tratamientos "antiaging". Razones más que de peso para que la Reina Emérita no tuviera demasiada simpatía a la ciudad.


El caso es que ahora Doña Sofía cumple 80 años y Pilar Eyre habla de "desdichada reina": "Humillada por su marido privada y públicamente".

Y como puntilla, lo que un testigo le contó que el Rey le espetó furioso a Pitita Ridruejo, que le estaba hablando a la Reina de las apariciones de la Virgen en Garabandal: "Cállate, ¿no ves que esta tonta se lo cree todo?".