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Peñafiel saca los colores al Rey por un feo gesto con su padre y con su esposa

Tirando de la Ley de Transparencia de la Casa Real impuesta por el Rey desde el mismo día de su Proclamación, el azote de la Casa Real y de los Borbones ha sacado a colación lo más granado.

Desea Peñafiel que no le pase a Felipe VI con su padre como le pasó a Don Juan Carlos con el suyo.

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No deja escapar oportunidad Jaime Peñafiel de hacer leña de la Casa Real, sea uno o sea otro miembro de la Familia, el caso es que el periodista tiene para todos.

En su última columna para LOC saca los colores al Rey Juan Carlos con una anécdota que pretende que sirva de aviso también para Felipe VI.

Lo hace aprovechando que "a pesar de la Ley de Transparencia de la Casa Real impuesta por el Rey desde el mismo día de su Proclamación, todavía no sabemos dónde han pasado las vacaciones navideñas la Familia Real" y añade que "tampoco si Felipe regresó a tiempo de felicitar a su padre por su cumpleaños".

Reflexiona Peñafiel con que es cierto "que no se trataba de una cifra redonda pero, cuando se pasa de los 80, todas son importantes. Porque puede ser el último".

En este sentido añade que "me hubiera gustado recordarle a Felipe el 79 cumpleaños de su abuelo, el Conde de Barcelona, en el que Don Juan Carlos, su padre, se comportó ese día como él lo ha hecho con el suyo, ignorando que podía ser el último. Como así fue".

Y echa mano de la su particular hemeroteca Real: "La infanta Pilar había decidido que el cumpleaños se celebrara con una cena en su madrileña residencia de Puerta de Hierro, a la que estaba invitada toda la Familia Real. Asistieron todos menos el Rey Juan Carlos, que se encontraba en Suiza junto a una "amiga entrañable" que lo estaba pasando mal".

A pesar de ello "el general Sabino Fernández Campo comunicó a Su Majestad que tenía que regresar para firmar el real decreto de la dimisión de Fernández Ordóñez como ministro de Asuntos Exteriores. Lo que el querido e inolvidable Sabino no esperaba es que Don Juan Carlos, después de firmar el documento, le comunicara que regresaba inmediatamente a Suiza, a pesar de recordarle que esa noche su padre celebraba su cumpleaños . "No creo, señor, que le queden ya muchos que festejar".

El escritor y periodista recuerda que fueron "unas palabras premonitorias ya que el padre del Rey fallecía el 27 de junio del año siguiente".

Aquella noche de su último cumpleaños, "la tensión, el disgusto y hasta el cabreo del Conde de Barcelona por la ausencia de su hijo era manifiesta. Como lo eran las lágrimas de Doña María como madre. Sin embargo, Doña Sofía decidió asistir y lo hizo sin que nadie de la familia advirtiera ni el sufrimiento ni lo que había llorado".

Por eso concluye Peñafiel deseando "que Felipe no tenga que arrepentirse de no haberle cantado a su padre Cumpleaños Feliz. Como Don Juan Carlos al suyo. ¡Ay! aquellas lágrimas del Rey derramadas en el Monasterio de El Escorial...".

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