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El increíble test de inteligencia de Alonso Caparrós y Aramis Fuster

El Sábado Deluxe más estrambótico mezcla la despedida a Julen con una sorprendente prueba de inteligencia a Caparrós que sugiere que en España casi todos pueden ser genios ocultos.

Alonso Caparrós, con la especialista Irene López Pastor

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No, no fue Matías Prats quien despidió al pequeño Julen, ni tampoco en un Telediario. Fue Jorge Javier Vázquez, en el Sábado Deluxe más estrambótico que se recuerda, el encargado de honrar la memoria del niño fallecido en el pozo de Totalán, rodeado de la fauna habitual de colaboradores, con un vídeo que para unos será un homenaje y para otros, el enésimo episodio de morbo sentimentaloide dirigido a sus padres: "Queremos dar nuestro más sincero pésame".

Habrá que preguntarse algún día qué está pasando para que las noticias, o sus sucedáneos, empiecen a darse en programas de entretenimiento y no en espacios informativos; pero mientras queda ahí esa imagen de solemnidad algo forzada como preámbulo de otras sorpresas igual de llamativas.

¿Cómo es de inteligente Alonso Caparrós? ¿Y Aramís Fuster? Para el Deluxe la respuesta a esa pregunta tiene algún interés y afecta de algún modo a la humanidad, así que se lanzó a buscarla con otra de esas pruebas científicas que tanto gustan en Mediaset: que si polígrafo de la verdad por aquí; que si test de cociente intelectual por allá.

Una constelación de genios

Y claro, como no se trata de dejar por tonto a nadie, Caparrós logró una puntuación de 131. Es decir, el popular y controvertido presentador es técnicamente un superdotado intelectual, condición que se alcanza al superar la barrera de los 130 puntos. Y no es el único: Aramis Fuster, ahí donde la ven, supera esa puntuación para convertirse en la más brillante de la constelación telecinquera.

Alguno podrá preguntarse cómo serán los más lentitos si ambos dos son los más listos del club, pero será por prejuicio: no hay que dejarse llevar por las apariencias ni por los errores cometidos, tan conocidos en el caso del bueno por Alonso, sino estimularse por la certeza de que, tal vez, es más fácil ser un genio de lo que pensábamos.

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