Mila Ximénez "muerde" a Chelo García Cortés en el Sálvame Okupa: "Lameculos"
El Sábado Deluxe destripa el nuevo invento del Sálvame Okupa y deja escenas inenarrables y el ataque más brutal y despiadado de una deslenguada Mila contra una estupefacta Chelo.
La ilimitada imaginación de Telecinco para sacar partido de una única idea, repetida hasta la saciedad en formatos similares con distinto nombre y protagonistas pero mismo espíritu, tiene en el "Sálvame okupa" un nuevo ejemplo, quizá el más bufón y divertido de todos ellos.
Y no hay mejor escenario que el Sábado Deluxe para evidenciarlo, ese Bernabéu de la mamarrachada inocente, la pelea en el barro, el despelleje cuerpo a cuerpo, las lágrimas de cocodrilo y el despliegue de casquería en todas sus versiones que este fin de semana, con Mila Ximénez y Chelo García Cortés, ha vivido un momento glorioso.
La cosa es así. El Sálvame okupa es una mezcla de Gran Hermano y el propio Sávame, con personajes célebres del programa diario de Mediaset encapsulados en la típica fórmula del Gran Hermano para provocar enfrentamientos y nominaciones entre ellos, tras disputas de todo tipo que ponen a prueba los límites de la vergüenza ajena en el espectador.
Se trata de buscar, en el elenco de celebridades que va desde Carmen Borrego hasta Lydia Lozano pasando por Víctor Sandoval o un recuperado Rafa Mora; al personaje más "mueble", al más "falso" y al más "egoísta".
Con este resultado por cada categoría, respectivamente: Antonio Montero, Gustavo González y Carmen Borrego fueron los señalados en cada apartado por la audiencia, obteniendo por premio un tartazo en todo lo alto de un personaje que, para no estrujarse las meninges y estar a tono con el paisaje, es presentado como "El payasín". Glorioso.
A saco
Pero lo mejor -que es como decir lo peor- vino con las apreciaciones de Mila Ximénez desde el plató que dirigía María Patiño sobre otra de las concursantes, Chelo García Cortés, eliminada a las primeras de cambio. Sobre ella dejó estas perlas, con las que difícilmente entrará en la Real Academia pero a buen seguro reventará los audímetros:
"Es una traidora, un mueble y una lameculos". No nos pregunten por qué se dirigió a ella así. Quizá ni ella lo sepa. O si lo sabe no lo recuerde. O no lo piense ya. O lo piense de otra persona. Simplemente, se trata de que el espectáculo nunca pare.