La gran noticia sobre los Eméritos que el célebre cronista está deseando contar
Viven y aparecen públicamente con un perfil muy bajo, por imperativo de los nuevos tiempos, pero algo se cuece entre ambos, según el periodista que mejor conoce a la Familia Real.
Los nuevos tiempos en la Casa Real dictan que los Reyes Eméritos deben aparecer lo justo y, en la medida de lo posible, en un segundo plano. Pero hay detalles y gestos que no solo muestran una resistencia de Don Juan Carlos y Doña Sofía a someterse a esa tiranía; también revelan que existe 'algo' más entre ellos.
Y si lo afirma quien mejor les conoce, el ínclito Jaime Peñafiel, habrá que tenerlo muy presente. En su último artículo en el portal República, tras arremeter por enésima vez contra la "política de transparencia" de la Casa Real, el veterano cronista pasa revista a lo sucedido en el último año entre la emérita pareja. Concretamente desde "la agresión de la inefable consorte a Doña Sofía, el 6 de abril de 2018 al finalizar la Misa de Resurrección en la catedral de Palma de Mallorca, pienso que se ha producido un cambio visible en la relación entre Don Juan Carlos y Doña Sofía", escribe Peñafiel.
Según el veterano periodista, aquel suceso dejó una honda huella y retrató a todos los miembros de la Familia Real: "Todo el mundo pudo verlo. No solo la actitud violenta sino el público desprecio hacia su suegra. Primero, en la entrada a la catedral cuando desoyó los ruegos de Felipe pidiéndole esperar a sus padres que la seguían con pasos mas lentos, dadas las dificultades del Rey para andar. '¡Letizia, por favor!' Se le oyó suplicar. Pero no cambió de actitud y pasó de largo. Pero fue el gesto de Don Juan Carlos al ver como su hijo Felipe, acobardado por la violencia de Letizia a las puertas de la catedral no hacia nada, cuando le gritó '¡Esto no se puede tolerar!¡ Hay que hablar…' El pobre solo se atrevió a decirle a su padre: '¡No es el momento!”.
Según Peñafiel, el violento episodio abrió los ojos a Don Juan Carlos: "El Rey Emérito se dio cuenta, ese día, de la soledad en la que vive su esposa con una nuera que la odia, un hijo que no la defiende y unas nietas a las que mamá no les permite verla".
Los encuentros en los últimos meses
Y después de aquello, se les ha visto compartir a los Eméritos algunas citas familiares e institucionales, como un partido de balonmano de su nieto Pablo Nicolás Urdangarín, el funeral del Gran Duque de Luxemburgo o más recientemente en el velatorio de Pérez Rubalcaba en el Congreso.
Pero el "broche de oro" a este acercamiento progresivo tuvo lugar en vísperas del 57 aniversario de su boda, celebrado el pasado martes 14, con la asistencia juntos a un evento de lo más singular y testimonial a la vez: el partido entre Nadal y Tsitipas en el Open de Tenis de Madrid. "Y allá que se fueron, juntitos a la Caja Mágica, después de cambiarse de la ropa de luto con la que acudieron a la capilla ardiente. El motivo lo merecía: se enfrentaban el español Rafa Nadal y el… griego Tsitsipas. Según la compañera Rosa Belmonte, la reina debió explicar a su marido que el nombre de su compatriota se pronuncia Chichipas. Doña Sofía debió sentirse feliz por la victoria del griego. Pero, sobre todo, por haber pasado la tarde, en vísperas del aniversario de su boda, junto al hombre que sigue amando".
Y Peñafiel, único periodista testigo de aquella lejana boda en Atenas, como presume a la menor ocasión, termina con una pregunta para la que ansía una respuesta afirmativa: "¿Nos encontraremos ante la reconciliación de nuestros reyes? El aniversario se lo merecería".