Todos los secretos de la boda de Belén Esteban y Miguel Marcos, desvelados

Es la boda del año, la de Belén Esteban con Miguel Marcos, con permiso de la de Sergio Ramos y Pilar Rubio la semana pasada en Sevilla. Y lo es al menos en el epígrafe de "eventos sociales populares", que luego hay otros enlaces de alto copete que se salen de esta categoría, más de andar por casa, aunque también con más celebridades televisivas que ninguna otra.

Y ya se sabe que, para cosas así, las exclusivas funcionan y es más difícil tener una foto de la pareja que cruzar a nado el estrecho de Gibraltar. Pero aún así, hemos logrado reunir un montón de detalles, reconstruyendo la ceremonia con los testimonios de muchos de los invitados, tantos de ellos de la factoría del Sálvame y su hermano Sábado Deluxe, que se ha puesto las botas gracias a la presencia, en la boda y el plató, de Jorge Javier Vázquez.

Y el ramo fue para...

Vayamos al grano. ¿A quién le dio el ramo de flores de novia Belén Esteban? Es una de las liturgias más esperadas en estas situaciones, y a la receptora se le suele adjudicar un futuro sentimental de campanillas, bendecido por ese regalo nupcial que le dará fortuna en sus próximos amoríos. Pues bien, agárrense al saber la beneficiaria.

Terelu Campos, nada menos, que acudió a La Vega del Henares (Alcalá de Henares) en compañía de su madre María Teresa y de su hermana Carmen Borrego... y sin Edmundo Bigote Arrocet.

El vehículo en el que llegó Belén Esteban al enlace

¿Y qué le dijo Belén a su Miguel, desde el altar preparado para oficiar la ceremonia civil, con Andrea Janeiro en primera fila escuchándolo todo? Pues ahí va, todo emoción: "Gracias, porque apareciste en mi vida y me salvaste la vida".

Se lo dijo mirándole a los ojos, emocionada hasta la lágrima, ataviada con un bonito vestido blanco muy poco recargado, sin exceso de joyas ni despliegues textiles de ésos que acaban confundiendo un traje nupcial con el armario de una estación de esquí en pleno invierno o con una lavandería. Aquí hubo contención de Belén, que para saltarse el protocolo ya estuvo la oficiante del enlace, dicharachera, parlanchina y muy divertida.

Bastante más, al parecer, que María Patiño, una de las 21 testigos de todo y una de las encargadas de dirigir algunas palabras a los novios. Lo hizo, pero casi nadie entendió nada, y ello tiene una explicación.

No se le ocurrió otra cosa que soltar ahí, delante de los 290 invitados, unas parrafadas basadas en una canción de ¡Bob Marley! Imaginen el despiste, mucho mayor que cuando habló Andrea Janeiro, autora del discurso más emocionante de la tarde noche: todo el mundo acabó llorando con las palabras de la hija de Belén y Jesulín.

¿Y qué comieron? La Vega es una preciosa hacienda recostada junto al río Henares, en pleno Centro de un valle rodeado por los cerros del Gurugú, del Ecce Homo, del Malvecino y de hasta siete riscos y picos que sedujeron por igual, a lo largo de la historia, a romanos que a musulmanes, haciendo de Alcalá de Henares una de las ciudades más prósperas y estratégicas del centro de España.

Muchas ostras

Pues bien, no faltaron las ostras, traídas en número suficiente para atender a una población mediana, y devoradas por los presentes con devoción mariana para abrir boca y hacer hueco al menú preparado para la ocasión, tan discreto como -quién lo diría- casi todo lo que hizo Belén Esteban en su día grande, bien alejado de la grandilocuencia habitual del plató.

Sorbete de piña y mango, salmorejo cordobés con su huevo y su jamón y un solomillo en su punto compusieron los platos principales, digeridos por una pléyade de estrellas de Telecinco. No faltó nadie, la lista es interminable:

Jorge Javier Vázquez, Carlota Corredera, las Campos, Rafa Mora, Antonio Rossi, Kiko Hernández, Lydia Lozano, Gema López, Paz Padilla... alarguen el listado todo lo que quieran de Telecinco y Mediaset y acertarán.

Y un último detalle bien curioso. No hubo arroz para los novios. Esa lluvia del cereal elevado a producto mítico en las marismas valencianas no hizo acto de aparición, pero sí hubo otro lanzamiento más sutil y perfumado en sustitución: pétalos de rosa. Y ahora, de luna de miel.