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Lola Fernández Ochoa se rompe ante las cámaras tras días de entereza por Blanca

La familia que mantuvo el optimismo y la esperanza durante días durísimos para ellos se destrozó en el puesto de mando. Un fuerte golpe en la cabeza les daría la razón sobre el accidente.

La familia de Fernandez Ochoa, destrozada al conocer la noticia.

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El de Lola Fernández Ochoa fue el rostro de la entereza durante estos días de intensa búsqueda de su hermana Blanca por la Sierra de Cercedilla. Era el fiel reflejo del espíritu optimista de una familia unida que se negó en todo momento a dejarse llevar por el derrotismo. La esperanza se reflejaba en sus caras cuando atendían amablemente a los medios cada día y Lola hasta dejaba escapar alguna que otra sonrisa para dar las gracias por el interés de una España en vilo por su campeona.

Hasta este miércoles, cuando Lola se rompió ante los agentes que en el puesto de mando instalado en Cercedilla le comunicaron a ella y al resto de la familia el terrible hallazgo del cuerpo sin vida de Blanca Fernández Ochoa. A duras penas pudo contener el llanto mientras abandonaba, destrozada, el puesto de mando y todavía tuvo fuerzas para lanzar un beso a los periodistas que la acompañaron estos días.

Hermanos, cuñados, hijos y amigos sostuvieron siempre que se trataba de un accidente y esperaban encontrarla antes de que fuera demasiado tarde. Muchos hablaban de las trombas de agua que cayeron durante los días de su desaparición y que pudieron afectar a alguien tan experimentado como Blanca en la montaña.

Ahora el hallazgo de su cuerpo sin vida parece darles la razón. De hecho el cadáver, con un fuerte golpe en la cabeza, presenta síntomas de haber sufrido una caída, según fuentes próximas a la investigación. Lo que reforzaría la hipótesis del accidente que nunca descartó su familia.

Cabe recordar que Blanca Fernández Ochoa se había trasladado recientemente a vivir con su hermana Lola y su cuñado, ya que la que hasta entonces había sido su casa familiar, un chalet en la localidad madrileña de Las Rozas, había sido vendida tras el divorcio de su segunda pareja. Sus hijos, Olivia y David (al que este miércoles también se pudo ver destrozado en Cercedilla) vivían con su padre.