Vergüenza ajena: el momento más bochornoso de Melanie Griffith sale a la luz
La mundialmente famosa actriz ha pasado por momentos muy complicados a lo largo de su intensa existencia pero puede que este se llevara la palma frente a todos los demás. Tremendo.
Melanie Griffith ha recordado uno de los momentos más humillantes de toda su carrera. Gracias al libro La vida no es todo: Mike Nichols, cómo lo recuerdan 150 de sus amigos más cercanos, un homenaje al fallecido director de cine, la actriz ha compartido con el mundo el que puede considerarse uno de sus momentos de ruptura personal más duros. Ocurrió a finales de los años 80, durante las grabaciones de la película Armas de mujer, dirigida por el propio Mike Nichols.
"Hubo muchas cosas que hice en ese film que no estuvieron bien", asegura Griffith, haciendo referencia al suceso que le hizo darse cuenta de que necesitaba ayuda profesional. "Fue a finales de los ochenta. Había muchas fiestas en Nueva York, mucha cocaína, muchas tentaciones, y yo no estaba bien. Vivía diariamente en un mundo de excesos; y hubo un día en que llegué al set realmente fuera de mí", ha confesado.
El estilo de vida que estaba llevando Melanie la obligó a ausentarse del set tras su llegada, tal y como narra, ya que en la situación en la que se encontraba era imposible que participase en las grabaciones: "A la mañana siguiente el productor Douglas Wick me llevó a desayunar y me dijo: "Vas a pagar la última noche del alquiler del estudio de tu bolsillo, que nos costó 80.000 dólares". Querían llamar mi atención y realmente lo hicieron. Fue una experiencia muy humillante y vergonzosa, pero aprendí mucho de ella", admite ahora.
Fue este episodio el que hizo que la actriz se diese cuenta de que realmente tenía un problema que no podía solucionar sola. Dos semanas después comenzó su tratamiento de rehabilitación, siendo esta la primera vez que se lo tomó realmente en serio. Un periodo que estuvo marcado por la ayuda que recibió de los dos hombres de su vida, Don Johnson y Antonio Banderas.