Belén Esteban y Mila Ximénez se atizan como nunca en directo y acaban así

Se supone que Belén Esteban y Mila Ximénez son amigas, incluso amigas íntimas, pero a juzgar de lo que pasó entre ambas en el último Sábado Deluxe esa afirmación es osada. Más que un debate, lo que ambas protagonizaron con Jorge Javier de árbitro fue un combate de boxeo, una pelea en el barro entre dos contendientes que no se andan con chiquitas-

Y todo a cuento de un episodio del que se había hablado, pero del que apenas se conocían detalles como los que ellas mismas destaparon entre guantazo verbal y guantazo: el papel de cada una en el reciente concurso de Gran Hermano VIP, instigador de culebrones de todo tipo que no ha dejado entero a ninguna de las estrellas consagradas o amagos de famoso que han pasado por la casa.

Todo comenzó con un beso protocolario entre ambas que ya dejaba ver la tensión: más que un gesto de afecto, aquello pareció el típico ósculo que le obligan a dar a un niño pequeño cuando la abuela se cruza con la vecina de cuarto. Esas caras de asquito ya lo decían todo.

A partir de ahí, sonó la campana y empezaron a volar los mandobles. "Creo que estás siendo muy injusta conmigo, Mila", arrancó la Princesa del Pueblo su discurso contra su amiga, refiriendose a las críticas que ésta le había hecho por no apoyarla en el concurso.

Pero la ex de Santana, que no se corta ni con un cuchillo afilado, no reculó y le dio la vuelta a la tortilla con un directo al mentón belenista: "¿Te parece justo pedir la expulsión?", le espetó a las primeras de cambio, para dejar claro su rechazo con otra frase demoledora pronunciada en un tono de varios decibelios.

"¿Cómo iba a imaginar que la que me estaba poniendo a parir eras tú?", continuó, antes de que se conociera que, el pasado 3 de enero y por canales privados, Mila le envió un contundente mensaje de voz a Belén Esteban reprochándole que la hubiera llamado, supuestamente, "hija de p...".

La cara de la Esteban era un poema, pero sí quiso aclarar algo: "Nunca te he llamado eso". Había que ver en ese momento los gestos de las dos, dos leonas enfadadas, enseñando los colmillos y dispuestas a darse hasta en el carné de identidad.

Haya paz

Pero claro, ahí estaba Jorge Javier para poner paz, al menos de momento, y lo hizo invitándolas a enterrar el hacha de guerra y fundirse en un abrazo en directo, para calmar a las huestes respectivas y a todos los fans del circo telecinquero.

Y lo hicieron, claro, qué remedio, con la boquita pequeña, pero lo hicieron. Detrás de ellas aún se veían imágenes del concurso, pero ambas hicieron como si no, se levantaron de sus sillones orejeros grises y de dieron sendos besos de paz. O de tregua, tal vez.