Dos polémicas diferentes obligan a la Reina Sofía a tomar medidas muy drásticas
No será porque no tiene tablas suficientes la madre del Rey Felipe VI. Ha visto y ha pasado por mucho durante su trayectoria así que sabe como hacer sin que parezca que hace. Dicho y hecho.
La Reina Emérita cumplió este primer viernes de marzo con la tradición de visitar la basílica de Jesús de Medinaceli en Madrid en pleno revuelo y polémica por el coronavirus. Doña Sofía respondió así a la larga conexión entre la Familia Real española y esta talla históricamente venerada.
La madre del Rey Felipe VI llegó puntual a su cita para cerrar su agenda de actos de esta semana, después de cumplir este jueves con la entrega del 55 edición del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura.
Un compromiso que ha tenido como protagonista el pánico generalizado por la transmisión del coronavirus COVID-19. Los cientos de fieles que visitaron este viernes la basílica tuvieron que hacer frente a la petición del arzobispado para que no se realice el tradicional besapiés al Cristo.
Además, alguno de ellos llegaron con guantes y mascarillas a la cola que se forma para poder ver de cerca la talla del Cristo. Una situación de inquietud que no llevó a la Reina Sofía a evitar cumplir con esta tradición pero, eso sí, tomó medidas drásticas de precaución y no besó los pies del Cristo como venía haciendo todos estos años atrás.
No es el único escándalo que le ha obligado a tomar medidas a la Reina Emérita. Con su marido inmerso en la polémica de Corinna y el intento de Podemos de sentar al Rey Juan Carlos en una comisión en el Congreso de los Diputados, Doña Sofía ha tenido otro gesto que no ha pasado desapercibido.
Y es que la madre de Don Felipe se ha vuelto a poner su anillo de compromiso. Según recoge Vanity Fair, en plena tormenta contra el Emérito su esposa ha recuperado una de las piezas más especiales de su joyero a modo de apoyo y respaldo.
Una manera de posicionarse sin necesidad de decir nada sería lucir este anillo de compromiso, uno de los más originales de la realeza europea.
La publicación recuerda que fue el 12 de septiembre de 1961 cuando Don Juan Carlos le lanzaba una cajita a Doña Sofía, al tiempo que le decía: “Sofi, ¡cógelo!”. Una pedida de mano tan poco habitual como el anillo que contenía la caja: Un diseño realizado en oro, a partir de la fundición de monedas que pertenecieron a Alejandro Magno, con dos grandes rubíes redondos separados por un diamante de talla baguette.
Se trata de un anillo del que la Reina Sofía no se desprendió durante años pero que luego, repentinamente y sin motivo conocido, dejó de llevar.
Sin embargo, hace no mucho lo rescató y ahora se lo pone de vez en cuando, sin ir más lejos este jueves, cuando presidió los premios de pintura y escultura que llevan su nombre.