Así fue: la fiesta privada en la que Alejandra Rubio "cavó" su tumba mediática
Era una celebración íntima de pocas personas, amigos y compañeros para celebrar el cumpleaños de una televisiva colega. Yo estaba invitada y viendo lo visto, me alegro de no haber podido ir.
Que no le iban a poner las cosas fáciles a Alejandra Rubio en la tele eso estaba claro. Es el precio que a veces se tiene que pagar por pertenecer a uno de los clanes más mediáticos de nuestro mundillo. Desde que la pequeña Campos aceptara la oportunidad que le brindó Raúl Prieto en los debates de La Isla de las Tentaciones, todo en ella se cuestionó. Que si no estaba preparada, que si no hablaba, que si estaba sentada por su apellido y un largo etcétera que aburre porque es la misma retahíla que siempre se utiliza en los platós y fuera de ellos, cuando no hay muchos argumentos para tirar, ni siquiera para rozar.
A Alejandra se la cuestiona, se la sentencia categóricamente y sin piedad todo lo que hace, dice o no dice. Pero eso es lo que tiene heredar los enemigos mediáticos del clan. Eso es lo que tiene apellidarse Campos. Ella lo sabe porque lo ha visto en casa toda la vida y lidia de manera sorprendente y con una educación exquisita que desarma y desquicia a cualquier colaborador que intenta hincarle el diente.
Alejandra es joven y reclama su sitio en los programas en los que ya colabora. Como compañera es un regalo. No se esconde, dice las cosas claras, no elude preguntas y responde sin filtros lo que la ha convertido en todo un descubrimiento mediático. Ella no quiere y tampoco necesita parecerse ni a su madre, ni a su tía, ni a su abuela porque tiene un carácter que arrolla y sobre todo tiene las ideas muy claras. Reclama su espacio y lo está consiguiendo sin necesidad de hablar de nadie, sin entrar a descalificar a nadie, pero dejando las cosas claras, muy claras.
El pasado fin de semana en Viva la Vida fue la gran protagonista. Su posible historia o flirteo con su compañero Suso Álvarez, llenó horas y horas de programación y sin miedo a nada ni a nadie, sin preguntarnos a los compañeros qué pensábamos de todo esto, sin pedir protección a la dirección ni a nosotros, se sentó en su silla y aclaró lo que consideró que tenía que aclarar. Fue tan generosa que habló, sin necesidad, de los motivos de la ruptura con su exnovio Álvaro Lobo. Declaraciones que en una revista le hubiesen supuesto una buena cantidad de ceros a su cuenta bancaria.
Pero cuando este tema parecía ya agotado -porque ya no tenía recorrido alguno- de nuevo Alejandra se convierte en el enemigo a batir. La revelación de una supuesta conversación privada, en una celebración privada, en la que Rubio Campos habría hablado no muy bien de los excompañeros de su madre, la ha vuelto a colocar en el centro de la polémica.
Los hechos ocurrieron así. El pasado 8 de febrero Liz Emiliano, colaboradora de Ya es mediodía, celebró su cumpleaños en un conocido restaurante de Madrid. Se trataba de una celebración íntima de pocas personas, amigos y compañeros de programa. Y fue hasta allí donde Alejandra, amiga y compañera de trabajo de Liz se desplazó junto al resto de invitados.
Rubio llegó un poco más tarde y fue en medio de la cena en una mesa en la que habría unas 14 personas donde se supone que habría hablado mal de los ex compañeros de su madre, del programa Sálvame. Por supuesto ella lo niega y por otro lado nadie de esa mesa quiere confirmar los términos que habría podido utilizar la pequeña Campos. Lo cual creer o no creer las diferentes versiones dadas se convertirá en un acto de fe. Eso si no deciden hacer un polígrafo al respecto, que cosas peores hemos visto.
Alejandra se mantiene en su verdad y el resto no dice ni esta boca es mía. Liz Emiliano está disgustada de que su fiesta de cumpleaños esté en los platós con un tema que no debería de haber salido porque no se trataba de un evento público sino de una reunión privada. Yo estaba invitada y viendo lo visto, me alegro de no haber podido ir.
Lo cierto es que el tema no tiene mucho recorrido. Basta ver cómo los pesos pesados se toman a cachondeo el tema y lo cierto es que en tiempos de confinamiento hay poco contenido y eso se nota en las escaletas. Alejandra dirá lo que tenga que decir en su programa Viva la Vida y yo personalmente estoy deseando escucharla. Seguro que no va a decepcionar.