Así es como la Reina Letizia neutralizó a los "hombres de gris" y tapó mil bocas
Acostumbrada a lidiar con ellos durante muchos años la esposa de Felipe VI no cejó en su empeño hasta que consiguió salirse con la suya y salir triunfante. Los intrígulis entre bambalinas.
Varios días después de la primera aparición de la Princesa Leonor y su hermana Sofía en público desde que se decretó el estado de alarma, Pilar Eyre aportó estos detalles del "making off" que no suelen conocerse a primera vista.
La periodista desvela en Lecturas que todo lo eligió Doña Letizia, "que por algo no solo es Reina sino que ha trabajado en el medio y conoce perfectamente cómo funciona".
En principio "la lectura del Quijote tenía que ser el primer y único acto"; así se decidió después de varias conversaciones y "un tira y afloja entre Letizia y el staff de Zarzuela, esos señores en la sombra que mueven los hilos de la intendencia de las casas reales a los que la duquesa de York calificaba de "hombres de gris".
Y es que estos hombres decidieron que no se podía exponer a la Princesa de Asturias a la más leve crítica y que lo mejor en estos momentos tan difíciles era recurrir a lo que nunca falla: El Quijote.
No obstante, dado que cuando se anunció el acto surgió una inmensa avalancha de críticas por la frialdad del mensaje, Doña Letizia se apresuró a ponerlo en conocimiento de los "hombres de gris" y, según Eyre, con esa mano izquierda que ha adquirido después de 16 años de tira y afloja con ellos, propuso añadir una comparecencia de sus hijas un par de horas después, en apoyo de los sanitarios y de los niños de España confinados en sus casas desde hacía cinco semanas.
La periodista y escritora no solo cree que fue todo un acierto sino que hasta los acérrimos enemigos de la Monarquía, tuvieron que callarse.
También fue la esposa de Felipe VI la que eligió los estilismos de las niñas "huyendo de los vestiditos infantiles que hasta ahora lucían las princesas, propios de niñas que aún no se han desarrollado. Y optó por dos camisas de Zara, sin entallar, pero que tampoco trataban de ocultar que se han convertido en dos adolescentes espléndidas. Azul para la moderna expresividad de Sofía, rosa para los rasgos más clásicos de Leonor. La espesa melena heredada de la parte Ortiz, porque los borbones tienen un pelo escaso y rizoso, lucía en todo su esplendor".
A todo esto "los mensajes se grabaron en su casa, no se desplazaron a la Zarzuela primitiva, donde residen los abuelos y están los despachos en que Felipe y Letizia suelen realizar sus audiencias por vía telemática".
En cuanto a la dicción, "fue buena pero no forzada, buscando la naturalidad ante todo, aunque tiene más mérito la segunda aparición pues se preparó en pocas horas. No había peluquero ni maquillador ni estilista y fue la propia Letizia la que tuvo que maquillar levemente a sus hijas: base, gloss en los labios y oscurecer un poco las cejas, ya que ambas las tienen muy rubias. También llevaban un ligero toque de rímel en la punta de las pestañas".
Además, "ellas mismas se peinaron. Las camisas se habían elegido en la tienda online de la marca y se recibieron pocos días antes. Las dos iban con pantalones vaqueros, aunque no se vieron. Probablemente la abuela Paloma esté confinada también en Zarzuela, ya que vive más allí que en su propia casa, pero no tengo constancia cierta de ello".