Pilar Eyre se "mete" en la "cama marital monógama" de los Reyes Felipe y Letizia
Siempre ha hecho gala de sus conocimientos sobre todo lo que se cuece en el seno de la Familia Real antes y después de que la periodista se convirtiera en Reina y sabe lo que tuvo que callar
Este miércoles Pilar Eyre dedica su blog de Lecturas a analizar el increíble cambio que ha experimentado la Reina Letizia en los últimos años.
Se remonta a poco después de casarse con Don Felipe, cuando en una recepción oficial en el Palacio de Oriente, al lado de su esposo y de los Reyes Juan Carlos y Sofía, tenía tan mal aspecto que un amigo se acercó para preguntarle si necesitaba algo y su respuesta angustiada no pudo ser más gráfica: "Búscame una nave espacial para huir de todo esto".
Según recuerda Eyre, "había tenido tres años de preparación para "todo esto", aleccionada por los "hombres de gris" que le daban clases de protocolo, pero a pesar de todo pensaba "con cierta ingenuidad que el amor que se tenían Felipe y ella era suficiente y que no debería renunciar ni a su forma de ser ni a sus afectos. Esa forma de ser algo impertinente, rebelde, vivaracha, espontánea, divertida, era al fin y al cabo la que le había ganado el amor de su novio".
Su suegro se quejaba de que "no callaba nunca" y periodistas cercanos a Casa Real señalaban que "Letizia se ha imbuido de su papel y cree que puede aportar mucho a la institución".
Sin embargo, para Eyre "esos buenos propósitos pronto se vieron anulados por los implacables usos palaciegos. Los hombres de gris no se oponían frontalmente, pero sí con sutiles comentarios".
Por no hablar, recalca, de que "las críticas más feroces vinieron de sus antiguos compañeros de profesión. Su comportamiento, su familia, su pasado, cada día abrían las primeras páginas de los periódicos. Se ponía en cuestión todo, desde su forma de vestir hasta el trato que tenía con sus padres. Y a la Casa Real le venía muy bien que la atención pública se centrara en Letizia y no en don Juan Carlos: cuando temían que se destapara su relación con Corinna o la trastienda de sus viajes".
Será por eso que alguna vez comentó "¿Lo más difícil? Callarme", cuando veía que con amargura "cómo se arrastraba a su familia por el fango, cuando no era precisamente su familia la que se estaba cargando la institución".
También tuvo que callar ante los "desmesurados elogios a Doña Sofía, que no pretendían más que menoscabar su figura", sin embargo, la Reina Emérita "ya no interesa, es el pasado" y ahora, ironiza, "hay que halagar a Letizia en uno de los cambios de chaqueta más espectaculares que esta periodista ha visto en 40 años de profesión".
Por eso recuerda a los que se han subido al carro que "Letizia, que tanto hubiera agradecido estos apoyos hace unos años, ya no los necesita. Está agradecida a los amigos que, con discreción y lealtad absoluta, la han acompañado en esta larga travesía por el desierto, y no tiene ninguna intención de ampliar su círculo íntimo".
A sus 48 recién cumplidos y tras pasar la tercera parte de su vida con Don Felipe "ha conseguido lo que parecía imposible: unas niñas muy bien educadas y un matrimonio sólido. Y no es un paripé: cada vez que viajan, piden habitación de matrimonio".
Aquí recuerda Eyre así sucedió en el hotel Ritz de Lisboa, "donde, acostumbrados a Juan Carlos y Sofía, les prepararon habitaciones no solo separadas, sino en distintos pisos, pero tuvieron que rectificar y darles la suite nupcial en cuanto cruzaron las puertas del hotel".
Lógico que la periodista especializada en Casa Real bromee que con "el nombre con el que Felipe VI pasará a la historia podría ser ‘el rey monógamo’, pues en cinco generaciones de Borbones ha sido el único en mantener un matrimonio estable, sin escándalos de faldas, sin amantes, sin hijos extramatrimoniales, sin esposas sacrificadas, sumisas y sufridoras".
No en vano, cuando pregunta si Doña Letizia tiene mucha influencia sobre el Rey le contestan que "claro que sí, son un equipo. Sofía y Juan Carlos no comentaban nada, no solo porque no se veían nunca, sino porque el Rey despreciaba la opinión de su mujer que, viviendo tan aislada, tenía una visión muy pobre del país. Pero Felipe y Letizia están juntos 24 horas diarias. Leen, comentan entre ellos, departen con sus consejeros...".
Eso sí, en cuanto a los "juancarlistas" ya pueden ir perdiendo toda esperanza porque alguien que sabe de lo que habla le deja claro que Don Juan Carlos está deseando regresar de su exilio porque "tampoco deseaba irse, pero que no te engañen, Pilar, no va a volver...".