Las capitulaciones matrimoniales de Mainat y su aún esposa dan un vuelco al caso
Por si no hubiéramos visto suficiente del culebrón con tintes sórdidos protagonizado por el productor y su presunta asesina y mujer, una filtración de miles miles de euros lo complica todo.
Tras el comunicado emitido por Ángela Dobrowolski negando que intentase asesinar a Josep María Mainat y asegurando que hay dos procedimientos abiertos contra el productor por violencia de género, las cosas se complican en el que ya es el culebrón más surrealista del año; lejos, muy lejos quedaron Alfonso Merlos, Alexia Rivas, Marta López y el Merlos Place habiendo por medio violencia, venganza, scorts e incluso santería, com hay en el Caso Mainat, del que todavía quedan muchos capítulos por ver.
Pese a que Ángela debe abandonar el domicilio de Mainat por orden judicial y, después de cortarle los suministros de luz y agua, esta salida forzosa de la casa podría verse incluso este lunes, pero las cosas se complican.
Y es que se acaban de filtrar las capitulaciones matrimoniales que firmó la expareja de mutuo acuerdo y que otorgaban a Ángela una pensión de 5.000 euros mensuales durante los años que durara el matrimonio más otro pago de 3.500 en concepto de pensión alimentaria hasta que sus hijos cumplieran los 25 años.
Además, el exmiembro de La Trinca se comprometía a proporcionar a su mujer una vivienda de un valor no inferior al millón de euros durante el mismo número de años que durase el matrimonio. Sin olvidar que, según dichas capitulaciones, la joven tendría la guardia y custodia de sus dos hijos.
Con Mainat desaparecido y sin responder ni a las capitulaciones que se han hecho públicas ni al comunicado de Ángela, se la ha vuelto a ver haciendo vida normal y saliendo del domicilio del que, por el momento se niega a irse. Con una de sus inconfundibles pelucas, la supuesta homicida abandonaba a toda velocidad la que todavía es su casa para irse en un coche de alta gama que le esperaba a las puertas.
Con el rostro muy serio, la exmujer del productor regresaba horas después sin decir ni una palabra sobre la lucha que mantiene con Josep María por poder ver a sus dos hijos, de ocho y cuatro años.