Cerrar

Canales Rivera consigue que Esther Doña se "olvide" de que es la viuda de Griñón

Al hilo de la guerra entre los hermanos Francisco, Cayetano y Kiko contra Isabel Pantoja, el primo de los dos primeros se ha puesto de moda de nuevo y no ha desaprovechado la oportunidad.

Canales Rivera contó con Esther Doña y José Mora en la inauguración de su nuevo bar.

Publicado por

Creado:

Actualizado:

José Antonio Canales Rivera está de moda. El sobrino del malogrado Paquirri ha inaugurado este pasado viernes su nuevo negocio en la capital. El nombre elegido es Malabar y está situado en una de las calles más importante de la ciudad, en Capitán Haya.

Para esta aventura empresarial Canales Rivera se agarra de la mano de una de las personas que más cerca ha estado a lo largo de toda su carrera profesional taurina. Julián Torrado es para Canales uno más de su familia. Un hermano. El negocio promete por el ambiente que se vivió el pasado viernes en la ciudad.

Canales Rivera cortó rabo y orejas en la inauguración. Para tal día, contó con un amigo de excepción el artista José Mora que relanzaba su nuevo trabajo Por Arte de Magia. Canales y Mora se conocen desde hace tres años y se han hecho íntimos. El cantante comienza su gira por España donde arrasa en todos los públicos e hizo del nuevo local el escenario propio a del una caseta de la Feria de Sevilla. Malabar es Chicuelo 58 por una noche.

Ambiente distendido y muy pendiente el encargado de mantener la distancia de seguridad. José Mora contó para relanzar su trabajo con uno de los personajes de sociedad más comentado del último año. Esther Doña quiso arropar a su amigo Mora y conocer el local del primo de Fran y Cayetano.

Esther Doña mantiene una fabulosa relación con el artista. La marquesa viuda de Griñón no acudió sola. A su lado, una prima hermana de su marido Carlos Falcó.

“Somos como hermanas. Nos apoyamos mutuamente”, comenta Esther Doña de Verónica Fernández de Córdoba y Aznar, Marquesa de La Puente con grandeza de España. La viuda del segundo marido de Isabel Preysler se empezó a sentir cómoda a medida que transcurría la noche y el luto se transformó en baila. Arte para Mora. Buenas sevillanas para Doña y negocio redondo para Canales Rivera. Todos ya juntos bailaron en la pista. A las doce como Cenicienta en busca de su zapato perdido, terminó el cuento.